Gemelos para el Ceo prohibido
Señ
énte
ruces y habría hecho el ridículo, y este hombre ni siquiera me habría mirado. No estaba segura de si debía sentirme halagada por la forma en que me absorbía o i
e alisó la corbata. ̶ Ana
, mordiéndome la lengua
tración de empresas por la Universidad de California en Berkeley. ¿Lo hiciste durante la pandemia? Increíble. ¿Por
a la vida. Me mudé a Chicago, donde hay más oportunidades, y acepté este puesto porque paga b
la mirada nerviosa, sin ocultar la sonrisa que se extendió por mi rostro. ̶ Me parece fantástico que sepas adónde vas y que estés dando paso
su voz se volvió más sensual-, y me refiero a
me soltara la mano porque sentía cosas que ningún asistente d
ias, seño
eo en los dedos cuando me llevó la mano a los
e se cruzaban en su camino. Yo, en cambio, había sido la hija fea: nunca había salido con nadie, ningún chico me había invitado a bailar. La única vez que tuve un rollo fue en una fiesta universitaria cuando Carie me obligó a ir con ella, y
gus
LBE
areció intrigante, y su currículum presumía de unas credenciales que muchas mujeres de su edad no tenían. Ya había tenido la oportunidad de revisar
í que fue una grata sorpresa cuando Malena la envió a mi oficina para que me diera los informes que necesitaba para la reunión de socios de esa
raje los archivos
ano que entrara. Dejó la puerta abierta, para mi desdén, pero probablemente er
mordisqueándose las uñas. Sabía que era un hombre intimidante. Todos se agazapaban a mi sombra a pesar de m
atering para asegurarme de que todos coman bien. Necesito que alguien venga a recogerlo. Te daré la tarjeta de crédito de la empresa. Puedes llevarte
̶ ¿Y tu secretaria? . Su inocencia era realmente refrescante. Malena y Mike jamás me habrían cuestionado. Jade
y tienen una competición esta tarde, así que no puede rec
negó con la cabeza. ̶ No, señor. No t
uena prueba de su integridad. La tarjeta era ilimitada, y ni siquiera se la había ofrecido a Malena , y mucho menos a una asistente-. Toma. -Le ofrecí
guiñó un ojo-. Mi mamá er
ecé a revisar los archivos, y ella se giró para irse, y yo levanté la vista y vi cómo se mecía su trasero a cada paso. Hoy llevaba una falda tubo, un po
, deseando volver a ver
í, s
áela directamente a la sala de c
risa del siglo. ̶
rt -co