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En las manos del Rey Alfa

Capítulo 5 Capitulo 5. Realidad

Palabras:1166    |    Actualizado en: 12/03/2025

o 5. Re

ver a un hombre muy atractivo, su cabell

parecen dorados. Creo que debe de estar cerca de

espierta varias sensaciones en mi cue

edo no voy a

nceras pero aún así no

ada. Él me mira desde la puerta

o te

ndo mirando

leído ese nombre en

re es Abigail. Res

en estremecer. Pero qué demonios me pasa, debo de haberme

cisi

ede ser real, esto no me

r alguna estúpida razón me

s cumplo

cen conseguir alg

ner que esperar. De verdad que me

ación enfadado y

habitación, porque no me despierto,

eno al menos parece que no me he ido de casa, qué poca imaginación tengo, podría so

bro, salgo al pasillo y veo que me encuentro en una casa muy grande. Llego hasta la esc

uesto es estúpido vestido. Pe

todas partes. Después de unos minutos me siento fr

ue voy a enfermar, pero por otra pa

y bajo las escaleras, no me encu

es horrible no me gusta nada este clima. Cuando pongo lo

zco el lugar. Supongo que debo de

o, no se por cuánto tiempo camino pero no me paro en nin

rimera vez que la veo. Cuando llegué aquí juraría que n

lla. Segundos después comienzo a escuchar una s

igual qué una fuga no? Salgo corriendo y no miro hacia atrás, mis pies estos duelen como nunca antes lo

n sueño, en los sueños no hay dolor y yo

no tengo que buscar algún lugar donde esco

llí me dirijo hasta que un gran lo

o. El gran lobo se acerca hasta mí y muerde mi brazo, el dolor qu

.

la misma habitación, miro mi brazo y ve

nto bastante adolorida aún así de

sí consigo verlo bien y por su

nada que d

olo quería volver a mi casa per

ón, no voy a dejarte marchar. dice acercándose a mí y cogiendo mi barbill

as, ¿tú no eres d

que llegué allí

levase allí, si no nunc

uficientemente alto para que

hoy hay cerrojos y guardias custodiandote todo el día. Pero en el supuesto caso en el que consiguieras escapar de mí

ha conseguido despertar en mí el miedo y la inquietud.

n. Escucho como se cierra un cerrojo a su sal

ies y puedo ver que las vendas están mojadas, de

hí. Al menos hay siete metros hasta el suelo y si por una suerte del destino no me matara

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