Cautivada Por Los Deseos Del Ceo
ítu
do la noche anterior con Skandar. Recordaba cada detalle, cada momento, pero era difícil procesarlo todo. La imagen de las marcas de los azotes en su cuerpo seguí
nuevas facetas de su deseo. Pero, por otro lado, la autoexigencia de lo que era correcto y aceptable en una relación la mantenía inquieta. Sus amigos
n de preocupación genuina- Te vemos muy pensativa. ¿Suc
nrisa forzada, intentand
perficial, aunque dentro de ella había un torbellino de emo
veces, solo compartir lo que uno siente puede ayudar. -dijo Robbie
mientos. ¿Cómo podría explicar lo que había pasado sin que juzgaran su decisión? Se
ajo y todos los planes de la galería -Jaiden mintió suavemente, eludiendo el t
y la conexión que habían compartido seguían interrumpiendo su flujo de pensamientos. Había algo en él que la intriga
Despu
a visto ayer, con su risa traviesa y esa mirada que desnudaba su alma. Nunca le había preguntado su nombre, pero ella había estado allí
do en Estados Unidos por su empresa de distribución, ocultaba una cara menos amistosa: el tráfico de armas y drogas. Aquellas actividades ilegales eran un secret
antó la mirada. Era Peter, su asistente, c
e extendía una carpeta- Tengo i
curiosidad e impaciencia. La abrió con un
e. Trabaja en una galería de a
lla. Esa misma sonrisa, esa chispa en sus ojos. Su corazón se a
anteniendo su voz firme a pesar
ca local. Parece que tiene un buen prestigio. A menudo organiza exposiciones y es responsable de la ges
có Skandar,
onal. Algunos han mencionado que tiene una personalidad cautivadora, pero también algo d
nrió con s
e alinea con lo que he visto -murmuró, record
galería? -Peter
en de nuevo lo excitaba y, al mismo tiempo, lo llenaba de incertidumbre. Había algo en el
ás decidida de lo que se sentía por dentro-. Quiero conocerla más. N
quedó mirando la carpeta con la foto de Jaiden. La noche que compartieron lo había cambiado; había algo que nece
Tarde En L
haciendo la compra de nuevas obras para la exposición que tenía planeada para el próximo mes. Sin embargo, su mente se
Debería haber dejado ese mundo como había hecho hasta ahora? Trató de ahogar esos pensamientos, de vacío y deseo, ocupándose con el arte y las ge
esto! -exclamó Susan, c
s -agregó Lucy, temblando un poco- Y uno de ell
a latir con fuerza, y un presentimiento incómodo se apoderó de ella. Se
mí? -se atrevió a preguntar, l
jor que salgas a ver -respond
formó en su estómago. A medida que se acercaba al área principal de la galería, sintió que su corazón se aceleraba, y una parte de ella des
e menos deseaba ver en ese momento. Se detuvo en seco, observándolo con la sensación de que sus pies se apegaban al suelo
r, haciendo que Jaid
ntando mantener un tono de firmeza a p
cercanía de Skandar. A su alrededor, el murmullo de los empleados y clientes que, al darse cuenta d
, sus ojos apenas alejándose de los suyos
ntando despegarse de su atracción hacia él- Estoy trabaja
ñal a sus hombres para que estos salieran de la galeria y esto
es -dijo Jaiden señalando
o -intervino Robbie, viendo
uro que todo estara bien -dijo Jaiden tratando de tranquiliza
cia Skandar, aún con el corazón agitado y el rostro algo pálido. No podía permitir que la atracción que sentía por él nublara su juicio
ner el control de la situación, aunque su voz temblaba ligeramente-.
a, una sonrisa casi impe
. No es difícil encontrar información si tienes las c
rdida. Podía entender que él fuera un hombre influyente, p
Jaiden, su voz más baja ahora, cargada d
zo retroceder, aunque no lo suficiente como para perder contacto visual.
las paredes de la oficina-. Eres la única mujer que me ha complacido
siguiendo con un tono más firme-. Ambos debemos continuar
uesto a dejarte ir así como así. Haré todo
sión que había sentido por él en aquella noche se transfor
vimos fue solo eso: algo pasajero. Un momento en nuestras vidas que no puede definir lo que somos -Con un gesto
su rechazo. La intensidad que había sintiendo antes
trol en su voz-. Esto no ha terminado. Te
jó influir. Ya había decidido que salir del mundo que él
Por favor, vete -insistió, su t
la firmeza en sus palabras. Con una última mirada que contenía una m
ietud seguía encendida. Sabiendo que Skandar no se rendiría, se dejó caer en su silla, sintiendo el peso
inua