Los Hijos del Abismo
n abismo de frío. Alden corría con todas sus fuerzas, sus piernas impulsadas por una adrenalina que apenas era suficie
es con una velocidad que desafiaba toda lógica. Alden podía sentir su presen
uierda! -g
cia un sendero angosto entre los árboles. Tropezó, cayendo sobre una ra
ejarlas atrás
nos pierdan de vista -dijo
aban cada paso. Los murmullos detrás de ellos se intensificaron, mezcl
a sobre su hombro y sint
o siluetas en la oscuridad.
as que parecían absorber la poca luz que había en el bosque. Sus bocas, llenas de dientes afilados, se abrían y ce
ios son? -g
cesario. Alden ya sabía la ver
e el bosqu
desviándose hacia una grieta entr
ión. Simplemente la siguió, sintiendo la pr
d. El espacio era estrecho, con paredes de piedra húm
zando -susu
el equilibrio. Detrás de ellos, los murmullos de las
-dijo Alden
o
caverna iluminada solo por la tenue luz de la luna que se filtrab
hacia Alden, su
mos quedarnos aquí.
ratando de recup
cia
, evaluando la situación. Luego, señal
logramos cruzar antes de que ellas nos alcancen, podremo
tragó
no lo l
ó el cuchill
ces pe
sificaron. La presión
ró la muñec
or
a estrecha salida de piedra. Detrás de ellos, las criaturas comenzaron a move
e los re
estaban dispue
e en una ladera cubierta de niebla espesa. La luz de la luna apenas lograba filtrarse,
trás de ellos, pero el sonido era diferen
engas -sus
n era irregular, sus piernas temblaban, pero la ne
te la niebla pareció cobrar vida. Se movía como si tuviera voluntad propia, arre
normal -mu
de est
n, lo destapó y vertió su contenido en su m
eaccionó de
ubiera sido herida, pero solo por unos segundos.
etenerse -
retó la m
r de aquí antes d
s humanas moviéndose entre la bruma, figuras delgadas y alargadas, con rostr
n cercand
arró la muñe
. No los mires
tragó
iéne
se quedar
ara hacer que un escalofrío r
Las figuras en su interior parecían oscilar entre lo real y lo
ellos
nen que
n sintió un latigazo en la memoria, un
sus
on nos
apretó con
os es
y su pecho se llenó de una sensación indescriptible, una tristeza p
aún más. Las figura
, Alden vi
el s
denado, la misma expresión de desesperación. Pero había algo diferente en esa versión de
un vacío en
ura con su propia voz-
u mente tambaleándose entr
bla lo
frío.
cuerpo dejaba
antes de que fuer
Al
lpeó su pecho y de repente la niebl
eó y cayó de ro
endo un colgante de metal negro, q
mirarlos -di
enas pud
co a poco, pero la niebla seguí
yudó a pone
mos s
alrededor, tod
cia
ás adelante, donde la ni
oscuridad no p