SOMBRAS DE UN MATRIMONIO OBLIGADO
s del desayuno bajo la atenta mirada de Camila, quien se había tomado la libertad de supervisar todo, como si fuera la dueña del lugar
gada de Camila, había evitado los espacios comunes tanto como podía, tratando de no cruzarse con ella. Sabía q
mila resonó desde el come
ontró a Camila sentada en la cabecera de la mesa, con una taza de café en la mano y una sonrisa maliciosa en l
untó Isabela, intenta
la mesa, donde había una ser
a mancha de café. ¿Podrías explicarme cómo esperas q
que Camila señalaba. Era tan pequeña que cualquier o
tas personalmente la próxima vez -r
ada burlona, inclinándos
rías encargarte de lavar tú misma todas las servi
aunque rápidamente se callaron al ver la expresión de Isabela. Su ro
ar para discutir eso -dijo, intentand
e. Se levantó de su asiento, caminando haci
to es simplemente yo poniendo las cosas en su lugar. T
comodidad y curiosidad. Sabían que lo que estaba ocurr
ó Isabela, su voz q
palabra-. Esta casa no es tuya. Este matrimonio no
Isabela. Sentía que cada mirada de los empleados era un juici
más cerca, invadiend
ez puedas ser una buena ama de llaves. Después de t
sabela, pero se negó a dárselo como trofeo a Camil
e, estás equivocada. La verdadera fue
endida por la respuesta de Isabela. Sin embargo, rá
o, Isa: aquí no se trata de fuerza. Se t
ó, y Leonardo entró al comedor. Al ver la es
stá pasa
adoptando de inmediato u
gunos consejos a Isabela sobre cómo
on las manos apretadas a los costados. Aunque no dijo
tó, aunque su tono no era tan c
diera responder,
bamos teniendo una conversa
te, demasiado agotada emo
odo est
scena por unos segundo
odemos habla
ella con una sonrisa encantado
eada de empleados que evitaban mirarla directamente. Tomó un momento para re