Secretos en la Cima
fixiante de rivalidad entre Ethan y Adrien. Cada propuesta era respondida con una contrapr
-o al menos, lo que Ethan esperaba que nadie
a algo más en la forma en que sus ojos se mantenían fijos en él, en cómo una pequeña s
sfrutara viénd
o su atención a los documentos fren
almente, con tono firme-. De hecho, considerando las cifras d
risa, apoyándose contra
eroso cuando te conviene -dijo, con
s de sus propios asesores, pero no
rdo que beneficie a ambas partes. Si no estás interesado
un momento, con la pac
los dedos sobre la mesa-. Revisaremos los términos y e
la reunió
o de la sala para atender llamadas o discutir detalles. Pero
se eq
uso de pie con calma, ajustando su reloj de
y -murmuró, lo suficientemente ba
rta como si eso fuera a evitar que
e humor par
ceja, fingiendo sorpresa
icó una mira
estupidec
te lo que quería. Se inclinó apenas un poco más cerca, su voz lo suf
¿te veo e
labios, sin respo
se, que esto se estaba convirtiendo en una rutina peligrosa, qu
e, esa seguridad irritante que siempre lo sacaba de
once -m
onrió, s
egues
a sala, dejándolo sol
*
s rápido de lo qu
Que todo esto era un error. Que lo co
rta de la suite del hotel, la misma en
e, la puerta se abrió, y Adrien
l, como
y en cuanto la puerta se cerró detrás
ue, por unas horas, podía ol
es de lujo. El aire estaba impregnado con el inconfundible aroma del perfume de Adrien y un leve r
por qué sigo
a, desabrochándose lentamente l
e no puedes r
traicionó. Había algo en la manera en que Adrien decía esas palabras,
ndose poco a poco- es porque aquí p
ulminó con
iendo ins
e apenas lo suficiente para que su
así, es
misma intensidad de siempre: una mezcla de rabia contenida y deseo innegable. Ethan lo empujó ligeramente con ambas mano
nunca terminaba. Solo
*
lí, las luces parpadeaban como un océano de estrellas atrapado en un laberinto de concreto. Detrás de él, Adrien
é pasaría si alguien nos descubri
humo lentamente a
eguiría
escapar una
lo. Ambos perderíamos credibilidad
encogió
reocupa
e brazos, girándose para mirarl
rió con su
utas de pel
, la tensión entre ellos había sido inevitable. Habían peleado en salas de juntas, en entrevi
no era sol
algo
o de los dos po
a arrepentirme -murmuró, girándos
servó, con esa mirada tranquila
la próxima pel
la habitación, sintiendo que, un
*