Una Mentira por Amor

guía cayendo con fuerza, tamborileando contra los ventanales y acompañando el torbellino de pensamientos que llenaban su mente. Justo como Damián Ferreira había

a admitir. El cuerpo del correo era breve, pero contenía un archivo adjunto titulado "Con

legal que explicaba los términos generales del acuerdo: duración de un año, obligaciones mutu

ompañaría en reuniones importantes y viviría en su residencia principal durante el periodo del contrato. A cambio, él le proporc

nsecuencias legales ni vínculos adicionales. También había una lista de condiciones inusuales que debía cumplir: no revelar el verdader

stos extremos. Las palabras de él durante su encuentro resonaban en su cabeza: "Estabilidad

op con un suspiro. Pero incluso mientras lo decía, sabía

un número desconocido: "Nos vemos esta noche a las 8:00 p.m. en

ente. Valeria apretó los labios, sintiéndose atrapada entre la curiosidad y l

e lujo refinado, con candelabros de cristal y mesas impecablemente decoradas. Damián ya estaba allí, esperándola en una mesa cerca de un ventanal que ofrecía una vista espec

se sentaba frente a él. Su tono era cortés,

e comprometerme,-replicó ella, colocando su bolso en el respaldo

ue Damián había elegido previamente. Mientras

ato. Asumo que t

te hacia adelante, entrelaza

¿Por qué yo? Podrías haber elegido a alguie

esito a alguien genuino, alguien que no solo siga las reglas del acuerdo, sino que también proyecte una i

un cumplido, pero también una manipulación evidente. Él estaba jugando

este año que no me gusta? Algo que p

amente, sus ojos o

én debes entender que mi mundo es complejo. Habárá cosas que no te gustarán, y habrá cosas que no

las ventanas. Valeria sostenió su copa de vino, mirándolo con atención. Él era un

s finales,-dijo finalmente,

ía un brillo en sus ojos que sugería satisfacción. Ha

mucho que ganar, pero también mucho que perder. Mientras cruzaba un parque casi desierto, sintió una extraña sensación de que la

profundo. La sensación de ser observada aún la acompañaba, pero intentó atribuirlo a los nervios. Mientras dejaba su bols