Sombras del Velo
ra. Las paredes crujían como si algo antiguo y oscuro presionara desde fuera, intentando entr
ó Einar al hombre herid
enrir lo ayudó a sentarse junto al fuego, pero la mirad
orrido días enteros para llegar hasta allí-. Están cerca.
lado, sus ojos dorados
-preguntó
asintió,
ente. No es humana ni
scalofrío recor
-susurró, temie
inar, su voz tensa-. Un ser que no pe
sus ojos brilland
criatura de sombra, significa que quieren m
a daga curva de su cinturón, el fil
idad en su voz-. ¿Contra qué? ¿Contra algo que
ña-. Hay una salida secreta que lleva al bosque profundo. Desde allí
ando controlar el pánico
si no llega
ojos llenos de un
allar. Confía
parecía emanar de él. Pero algo dentro de ella seguía gritando que ha
bles, revelando una trampi
No tenemos
edor sacudió la cabaña. Las ventanas vibraron, y e
el hombre herido, con
ntercambiaron un
ra firme, pero había un dejo de urgenc
os aquí. -Lía sacudió la c
. Si te atrapan, no tendremos ninguna oportunidad. Tú eres la clave, Lía. No sé po
r asi
al campamento. Allí podrán pro
de las ventanas se rompió, dejando entrar u
insisti
o, sus ojos fijo
eme que
r no
é. Lo
rza. Al tocar el suelo frío y húmedo del túnel subterráneo, se dio la vuelta, esperando ver
idad la
nevitable. Fenrir cerró la puerta de la cabaña con una v
s que podemos resist
la escape -respondió Fenri
garra negra y retorcida atravesó la madera astillada. Einar y F
cualquier humano, con un cuerpo que parecía una amalgama de sombras y carne. Sus oj
la criatura, su voz resonan
, lanzándose hacia adelante c
utal. Las garras de la criatura cortaban el aire, mientras los hermanos lucha
sombras, otros Cazadores comenzaron a entra
quivando un ataque y hundiendo su daga
a. Debemos
ecibió un corte profundo en el brazo.
mbras avanzó haci
de nosotros? -gruñó-. No ha
ientes, su mirada
e hay e
aron juntos contra la criatura, en un
a desesperación. Cada paso la alejaba de la cabaña, pero también la llenaba de du
ue apareció al final. Lía aceleró el paso,
la bajo un cielo estrellado. Pero no había tiempo
la hizo detenerse. Su coraz
n la esperanza de que
ra su protector. Era un Cazador, su mir
nte te e
o tropezó con una r
zador, avanzando lentamente
para defenderse, pero sus manos
a voz firme resonó
o rápido, lo derribó. Lía miró, sorprendida, mientras una mujer alta,
-preguntó Lí
le tendió
Y he venido