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Matrimonio por contrato con mi jefe

Capítulo 4 4

Palabras:1371    |    Actualizado en: 08/01/2025

dría ver nuevamente a su jefe después de eso? Mañana podría terminar que nada pasó. Mierda,

rta y Brianna, al verla en es

a nuevamente su rostro en la almohada. Brianna suspir, para acostarse a su lad

tó con una triste sonr

dar... ese pasado y dejarme llevar? ¿Por qué no puedo ser normal? –preguntó llorando y Brianna le

al que más daba? Los echarían a ambos, y buscarían otro empleo. Si. Eso haría

o un curioso sobre arrojado en el suelo. Brianna se había ido temprano,

"hospital", frunció las cejas y finalmente lo abrió. No era de esas personas,

ron lo primero que leyó. Y sus ojos se nublaron en lágrimas, además

a Brianna ¡Claro que no! Afrontaría ese tonto miedo, y también, afr

na. Dejó el sobre donde estaba, sabía que Brianna d

na, tenía vestidos coquetos. A diferencia de ella, que lo que más usaba,

se encendieron, imaginó por un segundo las manos de Lionel sobre sus piernas. Y se

surró y luego

ias a los tacos, se veían rellenas no tan delgadas. Siempre se había acomplejado, por ser ta

apoyo, y luego cuando dio un

padre, la observó confuso desparramada en el

uiso saber, no sabía

xclamó y escondió su rostro en el pecho de s

ayud

nzó a enseñarle, su padre en su juventud, trabajaba en un bar ayudando achicas para presentaciones. Y algo se acordaba, los tacones

e caso –contes

rmuró, enderezando la espalda d

arrojando a un costado, los zapato

erma y que su prima iría. Le grité y dijo de todo, menos bonita. Suspiré, sabía que la detestaba ¿pero qué podía h

ió algo cohibido pero no lo demostró. Levantó el pecho, pensando

ón, quien levantó la mano perplejo y aver

hol

los pasillos. Hasta llegar frente a la oficina de su jefe, y abrió sin pedir permiso. Ella, sería u

ue ese

a recordar aquella tris

ujer lo colocaba así, pero ella, era distinta. Se acercó con total confianza, luego de cerrar

fe. Sus lenguas danzaron en la boca del otro, mientras Lionel bajaba la mano para por fin, cumplir la dolorosa fantasía que tenía: toca

ndose todo a un costado. Sacó ambos pechos y comenzó a tomarlo con

jando y para su sopresa, su lengua pasó a su ombligo y l

, y succionar aquella zona sensible. Los vellos rizados, le parecieron prec

ra golpeada. Pero el hombre siguió succionando, aquel botón sagrado. S

pero la tomó con firmeza. Sus pechos estaban preciosos a su vista, y su vagina se contraía en esp

su rica vagina, cuando vio que estaba lista, sacó su miembro. Alex

embro, y la dejó en la entrada de la chica, empezó a llorar. Se detuvo. Sorprendido, observó a la mujer

sin entender qué demonios le ocurría –no t

quiso saber, dejando aún más pasmado al hombre. Entonces recordado, levantó la

vantó como si no hubiera estallado en llanto hasta unos mi

tal seguridad, dejando

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