Matrimonio por contrato con mi jefe
dría ver nuevamente a su jefe después de eso? Mañana podría terminar que nada pasó. Mierda,
rta y Brianna, al verla en es
a nuevamente su rostro en la almohada. Brianna suspir, para acostarse a su lad
tó con una triste sonr
dar... ese pasado y dejarme llevar? ¿Por qué no puedo ser normal? –preguntó llorando y Brianna le
al que más daba? Los echarían a ambos, y buscarían otro empleo. Si. Eso haría
o un curioso sobre arrojado en el suelo. Brianna se había ido temprano,
"hospital", frunció las cejas y finalmente lo abrió. No era de esas personas,
ron lo primero que leyó. Y sus ojos se nublaron en lágrimas, además
a Brianna ¡Claro que no! Afrontaría ese tonto miedo, y también, afr
na. Dejó el sobre donde estaba, sabía que Brianna d
na, tenía vestidos coquetos. A diferencia de ella, que lo que más usaba,
se encendieron, imaginó por un segundo las manos de Lionel sobre sus piernas. Y se
surró y luego
ias a los tacos, se veían rellenas no tan delgadas. Siempre se había acomplejado, por ser ta
apoyo, y luego cuando dio un
padre, la observó confuso desparramada en el
uiso saber, no sabía
xclamó y escondió su rostro en el pecho de s
ayud
nzó a enseñarle, su padre en su juventud, trabajaba en un bar ayudando achicas para presentaciones. Y algo se acordaba, los tacones
e caso –contes
rmuró, enderezando la espalda d
arrojando a un costado, los zapato
erma y que su prima iría. Le grité y dijo de todo, menos bonita. Suspiré, sabía que la detestaba ¿pero qué podía h
ió algo cohibido pero no lo demostró. Levantó el pecho, pensando
ón, quien levantó la mano perplejo y aver
hol
los pasillos. Hasta llegar frente a la oficina de su jefe, y abrió sin pedir permiso. Ella, sería u
ue ese
a recordar aquella tris
ujer lo colocaba así, pero ella, era distinta. Se acercó con total confianza, luego de cerrar
fe. Sus lenguas danzaron en la boca del otro, mientras Lionel bajaba la mano para por fin, cumplir la dolorosa fantasía que tenía: toca
ndose todo a un costado. Sacó ambos pechos y comenzó a tomarlo con
jando y para su sopresa, su lengua pasó a su ombligo y l
, y succionar aquella zona sensible. Los vellos rizados, le parecieron prec
ra golpeada. Pero el hombre siguió succionando, aquel botón sagrado. S
pero la tomó con firmeza. Sus pechos estaban preciosos a su vista, y su vagina se contraía en esp
su rica vagina, cuando vio que estaba lista, sacó su miembro. Alex
embro, y la dejó en la entrada de la chica, empezó a llorar. Se detuvo. Sorprendido, observó a la mujer
sin entender qué demonios le ocurría –no t
quiso saber, dejando aún más pasmado al hombre. Entonces recordado, levantó la
vantó como si no hubiera estallado en llanto hasta unos mi
tal seguridad, dejando
Romance
Romance
Romance
Xuanhuan
Romance
Romance