Destinos entrelazados
sta
No lograba recordar la última vez que hubo una fiesta tan enorme como esta. Busqué con la mirada a Margarita y a Bruno, estaban junto a la mesa de los novios donde los amigos de Marcelo se habían concentrado para celebrar, veía a Margarita sentada a una distancia cons
sco? -ella me miró con una sonr
é junto
e te ve, se
sarcasmo, pero a la vez con tristeza. Tuve la sensación de que ella comprendía de lo que yo estaba habla
que soy muy poco para él, pues ni siquiera pude terminar la secundaria, y mi padre cree que Bruno no es suficiente hombre para mí porque trabaja como dependien
sonreí, como cuando mi padre me daba á
ortante, poco a poco todo irá saliendo como ustedes lo han planeado, como dic
nde estábamos sentadas, llamaron mi atención
vida resuelta" fruncí el ceño al escuchar eso. "¿Cómo te llamarem
lo hubiera hecho capataz gracias a las súplicas de mi hermana, ese puesto nunca se lo hubiera dado si ella no le hubiera llo
de Marcelo, no pude evitar sentirme furiosa y ponerme de p
o cuando papá ya no esté! -solté aniquilándo
que hizo que de pronto me estremeciera era una mirada perversa, nunca antes alguien me había mirado así y eso me dio
ero en eso Br
jala en paz,
reta fuera la mayor porque si no... -él se relamió los labios,
l brazo, Marcelo no dejaba de mirar hacia mis piernas de manera descarada, tuve que correr rápido,
del jardín justo en el arco que vislumbraba la entrada principal de la casona de mis padres, casi me caigo al suelo al chocar con alguien, todo mi cabello se revolvió sobre mi rostro
varios segundos. Nariz fina y una sonrisa tan blanca y perfecta. Era alto, mucho más alto que yo, le calcularía que tenía veintidós años, tal vez. Al pasar el aroma de su perfume por mis fosas na
ago S
r unos documentos que necesitaba mi tío con la firma de mi padre. Él era quien se encontraba adminis
cirle que no seguiría la tradición de su familia de ser médico. Desde niño siempre me interesó el mundo de los negocios, me atraían los números y los proyectos, había decidido estudiar Ingeniería Civil, desde que cada verano visitamos el pueblo del que era originario mi
quedó a cargo de todo, mi padre no tenía intención de algún día volver a establecerse en este pueblo, mamá jamás se lo permitiría, ella se consideraba una mujer citadina. Si hubiéramos
a de las calles pintorescas del pueblo, pasarían varios meses, in
hacia esa dirección. Recordaba a Bruno con mucho cariño, su abuela trabajó durante muchos años para mis abuelos, fue la nana de mi padre y mi tío. Bruno y yo jugábamos en el
lado era muy afortunada, él era un hombre hecho y derecho. Tenía muchas ganas de saludarlo, conocer a su esposa y felicitarlos por su nueva
ra uno de los más fructíferos del pueblo, mucha gente de aquí trabajaba en estas tierras, hoy se casaba la hija del dueño. Tuve que detener mi auto al ver como dos peones me hic
eguntó el trabajador
quí en la boda, será solo un momento, señor -dije tra
zo a mi auto y dijo -¿Sandoval? ¿Es
io de pertenecer a la familia
es mi
camino hasta llegar a la gran casona color ocre, en el t
señor, m
es, una puerta principal de forja abierta donde se podía ver que en el jardín interior estaba llevándose a cabo el festejo de la boda. Caminé en esa dirección, miraba cada detalle de l
la vida, sus ojos eran de un color azul profundo, llenos de vida, cabello rubio y piel clara, ¿de dónde había sa