EL REENCUENTRO DE UN GRAN AMOR
al sentí que perdí la memoria, por lo tanto no recordé porque estoy en esta selva. Estoy absorta y divagando en mis pensamientos y me interrumpió un ruido. Frente a mí hay una serpiente de
ormas de morir que había considerado, jamás imaginé la de ser atacada por una serpiente. Estoy aquí expectante y respirando tensionada, es como si el tiempo se detuviera. La serpiente también parece detenida, sigue sacando su lengua y observándome. Creo que esto duró medio minuto, lo cual resultó eterno para mí. Afortunadamente la serpiente decidió retirarse por una pendiente del terre
de aguas abundantes. Me detengo a mirarlo sorprendida. En este instante me llega una perla de sabiduría: "¡Todos los arroyos desembocan a un río, y a la orilla de los ríos suele existir vida!". Sí, estoy a salvo, este arroyo será mi guía, me llevará al río". Me embarga un gozo de tal intensidad, que me provoca danzar; parece que finalmente todo está fluyendo en perfectos colores. Agradezco al arroyo
rte de mí ―susurró
es demasiado arriesgada; la otra posibilidad que llega a mi raciocinio, es alejarme del agua, dar una vuelta, llegar a la parte de abajo y volver a encontrar el arroyo. Estoy muy nerviosa y de solo imaginar que pueda llegar a perder el cauce hace que me estremezca. Me digo: "¿Qué tal si por alguna razón lo pierda? ¡No, no m
pozo grande y profundo. Aprovecho para bañarme, me quito la ropa húmeda y sucia, entro al agua; está muy fría, luego, al poco rato, la sentí como si estuviese algo tibia. Al principio me ardieron las picaduras de los mosquitos y los raspones, después, el agua me produjo un efecto calmante. Nado un rato y después salgo a la orilla, encuentro una planta
s, luego me introduje al agua y por un momento ensucié el pozo. Salí nuevamente y me friccioné todo el cuerpo con arena menudita, menos en la cara; el efecto fue parecido a exfol
al final, ingerí parte del último paquete de papitas, así quedé con la ilusión de haber comido solo papitas. Me vestí, est
como los colores del arco iris. Me da tranquilidad y percibo una sensación de unidad entre el agua y yo. Estoy reflexionando y reviviendo cada peligro que he experimentado en esta aventura. Sé q
lo intangible. Ante mis profundos cuestionamientos sin respuestas, me pareció que siempre estuve perdida e inmersa en el profundo vacío emocional que nunca he podido llenar con nada. Desde que tengo uso de razón he tenido carencia de amor, siempre quise tener el afecto y el interés de mi p
ejarla caer y observé las gotas rebotar sobre la misma agua. Miré hacia el sol y percibí su energía vital. Toda esta naturaleza de alguna manera me habla, aunque no pueda sintetizar todos sus misterios, soy consciente de ella. Esta vivencia me ha marcado,
aré por mi cuenta las diferentes técnicas y trazos, hasta que algún día tenga dinero suficiente para estudiarlas. Otro asunto que tengo pendiente es el amor. Deseo con toda mi alma encontrar el amor verdadero. Estoy pensando en Diego, el chico que me gusta; hace mucho tiempo que me atrae. Ya me cansé de ir al parque con un libro a disimular que es
el monte o de las que yo conozco. Está quieta y confiada, la observé bien, por más que traté de identificar sus ojos no pude; pues me parece que tiene cuatro órganos visuales. Es un animal muy raro y no tengo idea si pertenece al grupo
a expresión más grande de la felicidad, me embarga un estado de grandiosa dicha por haberlo logrado. Estoy gritando de júbilo, me encuentro colmada de un regocijo incomparable, ahora lloro de emoción;
estuche de maquillaje, me miré en el espejo y percibí muy mal mi apariencia. Me apliqué un poco de polvo en la cara, algo de brillo en los labios, me peiné bien y me recogí nuevamente el cabello en una cola de caballo. Me preparé para salir a la orilla del río y esperar la fortuna de que pase una lancha para gritarle que me recoja. También tengo la esperanza de poder encontrar
a mi casa, pero si sube para los corregimientos también estará bien, lo importante es que me recojan. Sigo esperando, hace un viento fresco que acaricia tenuemente mi cara, pasan aves volando para abajo; el río hace estallidos en la otra orilla, porque hay una roca grande qu
rojas que ya me tienen harta, tomé agua y me cepillé los dientes. Son las siete de la noche y prefiero dormir, eso me recargará de energías. Acomodé hojas largas de una rama que encontré, ya no tengo ropa para usar de cobija; puse el morral de almohada. Esta noche no me acompaña el miedo, pues mañana ir
a puse así mojada; se irá secando poco a poco con el calor de mi cuerpo. Sacudí el tenis en el agua, les quité todo el barro. Están demasiado despegados por la suela, pero seguro que resistirán hasta llegar a la casa. Me organicé bien, me puse demasiado polvo de maquillaje en la cara para disimular las picaduras de zancudos y me quedaron como si fueran pecas, me unté el brillo rosa en los l