Corazones enredados: Enamorado de mi fea esposa
otel estaba envuelt
aba del placer que le ofrecía la mujer debajo de él. Se entr
intensidad del encuentro, final
a silenciarlo y luego miró la hora; se dio cuenta de que ya eran l
ando por completo su confianza. Como si eso no fuera suficiente, la noche anterior h
así fue como terminó en un club buscando consue
zos de la noche anterior la habían dejado tan adolorida que le dab
a tiempo a su compromiso, tendría que enfrentarse a la ir
tió que la agarraban de la muñeca. Se dio la vuelta y miró atent
eguntó con voz baja y ronca,
e su mirada era aguda como la de un hal
agarró su cartera, sacó un puñado de bill
irme rápido para llegar a mi compromiso, pero no te preocupes,
on gélido desdén. Acto seguido, llamó a su secretari
dignidad. Su mirada permaneció desprovista de calidez. Antes de salir, a
brino está a punto de comenza
musitó e
u disgusto por su ausencia a
Fledo, por lo que se vio obligado a salir de fiesta con viejos conocidos. En el club, te
la, sensación de la que no pudo deshacerse a pesar de que no era tan guapa; sin embargo
en su mente. Para Darren, quien padecía de i
braría su compromiso. Llegó al lugar poco antes de las once; el salón de banquete bullía de actividad.
que se me vea mejor el maquillaje?", le cuestionó Verena, mirándo
¡Si algo sale mal hoy, lo lamentarás!", estalló en una diat
gura de inmensa influencia en Tacland. De hecho, si no fuera por la amistad entre las d
nquete de compromiso de su sobrino. Ambas familias habían preparado meticulosamente el evento,
a su padre, mirándolo con frialdad. Se
familia ya estaba recorriendo toda la ciudad para encontrarlo. Sin embargo, daba la im
meta sola?", cuestionó la mujer, cuyos lab
prisa en cambiarte de ropa y maquillarte!",
r su trabajo; sin embargo, esta la despidió para mantener su s
ue así como Verena se volvió una experta en ocultar su belleza bajo capas de maq
oroto en la entrada. "¡Darren
afuera y le advirtió: "Ha llegado Darren Brig
n era el hijo ilegítimo de los Briggs
rtiéndose en una presencia tan formidable, ¡que ni siquiera la