UN BEBÉ PARA EL CEO
lo 8 -
rad
n sospechaba basándose en la petición de Damiano había despertado, no lo haría. De ninguna manera se alejar
a sus contactos averiguar todo sobre el hombre adinerado; el cual tenía no solo dinero para arrojar al cielo,
arás
rminado a visitarlo esa misma tarde, tomó una ducha, y sali
s, ¿en qué pu
ntó a Bruno, quien fingió ser un hombre amable, y sociable, y haciéndose pasar
l parecer su her
de sus jefes, así como también la existencia de Bruno. Alexandra, asombrada, se colocó de
jo que se
lamar Bruno, y asintiendo, sintiendo un nudo en su garganta, Alexandra acur
háganlo pasa
, y viendo como el hombre que amó con todas sus fuerzas, y la traicionó de la peor m
le
y deteniendo su andar, al ver a Alexandra
empo sin ve
palabras para justificar su atrocidad, y viendo có
a vez que te vi, estabas enterr
rar el trágico día, y bajando su rostro
ento, Alex... Yo, d
emostrarle que aún le dolía lo que había hecho; no solamente la engañó siéndole infiel, sino que una
de lo que digas camb
lo que su voz sonaba más alto de lo normal, e in
te lo dijo? Alexandra, no te daban esperanza de vid
gar debido al eco, e inclinándose levemente al frente,
, recibiste una gran cantidad de dinero? ¿Cuándo no te importó lo que h
intentar confortarla, y elevando su mano, ella
lo me importó que pagara tu
endió, la disgustó en sobremanera, y preguntando de nuevo, elev
¿sí, o no, Damian
sabiendo que no serviría de nada seguir negando lo evidente y asin
és de todo, al llegar aquí, y ver cómo
y sintiendo que esa era la gota que rebalsaba el vaso. Alexandra e
ir, Bruno?! ¿Que yo tambié
para verla a los ojos, demostrando la ira que recorría su cu
e volviste su pu*ta persona
ofensa, pero deteniendo su mano en el aire antes de lograrlo, Bruno trunco su plan,
no encima, Alexandra... Tu sabes lo que so
e la barbilla con fuerza, permitiendo que su respiración errática quemara su piel por lo exaltado que se h
oba
ando en ese preciso momento de la empresa en compañía de Anto
xand
primero que hizo fue darle una patada para apartarlo de ella, para
¡Por favo
, y llegando en ese instante Antonio, él fue quien l
llegó aquí... Pero
e la propiedad, y manteniéndose inmóvil con sus ojos llo
tás
con delicadeza para cerciorarse que se hallara bi
esta
dose en su habitación. Alexandra dejó a Damiano en la estancia,