Gol, ¡directo al corazón!
y, amigas que sin conocerse en persona formaron un lazo muy fuerte,todo a través de una pantalla de un móvil, usando la tecnología para ser grandes amigas, de mensajes, surgieron llamadas que eran más
de la costa de Uruguay en Maldonado estaba Liliana preparándose para saludar a su amiga Andy, por cuestiones de salud en esta ocasión no acompañó a su familia a la playa, y se quedó en su casa a descansar, lo que no contó es que su hijo Agustín ese día la acompañaría, era ya un joven a días de cumplir 16 años, tan centrado, y muy pegado a su madre, era su mejor amiga y la amaba infinitamente,era la reina de su corazón, su fuente de inspiración, ya que a los 11 años de edad cuando por primera vez visitó el Estadio Centenario en Montevideo. Aquí se llevaba a cabo el último partido de un jugador muy importante y querido que llegó a jugar en un club de futbol muy famoso el Barcelona de España, a Agustín le encantaba quería, soñaba en poder alcanzar el sueño de hacer lo mismo y quizá más de lo que el jugador Suárez hizo, al llegar a Montevideo la capital de su país, disfrutó e imaginó jugar en ese estadio. Al regresar le contó todo lo que vio con detalle máximo , cada cosa que vio, su madre no conocía el estadio para ella esto era nuevo, ahora sabe de fútbol pero porque es la pasión de su hijo. -Mamá te prometo que voy a llegar a la selección para que la primera vez que vayas a ese estadio sea para que vayas a verme jugar, ese día te dedicaré mi primer gol y ganaré junto a la selección Uruguaya- lo dijo con toda la convicción de querer cumplir su sueño por y para su mamá, su madre sintió el latir más fuerte y profundo que jamás haya sentido su corazón e internamente rezo para que ese sueño se haga realidad para su hijo. Desde ese día entrenó con más ganas, con más fuerza, corrigiendo sus errores quería cumplír con su promesa y poder darle todo