La mujer que conquistó al CEO
ris
Leo». Observé cómo sus manos se movían con rapidez sobre el teclado mientras trataba de exp
ás claro ahora cómo funciona? -pregun
que necesitaré más práctica -confesé, sint
para aprender juntos -respondi
información, mi estómago recordó que ya
go? -preguntó Leo, notando m
vacío en mi estómago me hizo cambiar de opinión-. Bueno, quizás un b
mos hacia la salida de la oficina, listos para di
tatura imponente podría resultar intimidante, su presencia era innegablemente atractiva. S
nte, tratando de descifrar cada gesto y cada expresión que cruzaba
a puerta de la oficina y salí detrás de él, con
escaparate, expuesta a
u presencia imponente eclipsaba la mía, pero cuando colocó su mano en mi cintura, experimenté una extraña se
n ese pequeño espacio, podía sentir y es
rriente eléctrica parecía recorrer mi cuerpo, llenánd
a había sentido esta mezcla
ro algo en la forma en que él me miraba me decía que
n un tono de preocupación que me hiz
rdón por tutearte sin permiso, sé que eres mi jefe inmediato, aunque después sigue el
luego comenzó a toser, lo que me
upación, dando palmadas suaves en su espalda
ay problema. Pero pondré una condición a esos cambios, s
, dejando escapar una sonrisa al recordar a
guntó Leo, con genuina
u condición? -pregunté, intriga
to -dijo con una mirada cálida que hizo que me ruborizara ante su halago, pero tambié
orado de mí -bromeé, tratando de aligerar la
ió más seria y sus ojos se encontraron con
cioné, carraspeando ligeramente pa
levamos nuestras manos a los boto
me invadió. No supe si era por la claustrofobia momentánea o la t
del ascensor, tiré de su corbata y me atreví a besar sus labio
abios se unieron, ya no pude detenerme. No había decoro en nuest
cintura y me alzó con una facilidad sorprendente
manos explorando mi trasero mientras su lengua exploraba mi boca, y todo lo que quer
zón, y comencé a restregarme contra él en busca de más cont
nos sacó abruptamente de nuestro trance, anun
mente de encima de él, retrocediendo como si e
odo lo que acababa de suceder. Sabía que nadie podría alcanzarme mientras corría