Nobleza del siglo XXI
ó su mochila y sacó los documentos que le había dado Stella en el desayuno. Sin s
a que la mujer tomaba los documentos y los anexaba
r sin quitar esa sonrisa que le causaba escalofríos al joven-. Seré quien te guíe a tu clase y expliqu
ótica y salía rápidamente por lo
saron por un pasillo y subieron en el ascensor hasta el tercer piso. Una vez allí, ella hizo una vuelta y abrió una pu
Las paredes estaban adornadas con cuadros que representan los valores de la institución y sus logros destac
llas cómodas y ergonómicas. Sobre la mesa, estaban documentos y carpetas perfectamente organiza
mbros la importancia de su papel en la comunidad estudiantil. Alrededor de la sala, se disponían estant
n ruso. Acomodó la carpeta oscura sobre la mesa e inv
estudiante de último año reconocida por su liderazgo y habilidades organizativas. Junto a ella, ejerciendo como vicepresidenta, se encuentra Ava Wilson, también en su último año y destacada por su compromiso y capacidad para tomar decisiones. El primer secretario del consejo es Benjamín Fox, quien además de ocupar ese cargo, también es el presidente del comité disciplinario de tercer año. Benjamín destaca por su
arle mucho, pero la forma en que Ximena habl
cadémica de la institución, demostrando su compromiso y capacidad para liderar y representar a sus compañeros. -Ximena tomó
bir de nuevo al ascensor. No tenía ni idea de a dónde lo llevaba ahora, p
escuchó unas risas muy cerca de él. Cuando volteó su mirada, se topó con unos cabellos castaños y una enorme sonrisa, era un chico que se divertía junto a una chica pelinegra. Ambos parecían
co que lo devolvió a la realidad. Giró rápidamente par
n amabilidad. Edgar asintió todavía afectado por aquellos ojos que lo encand
ó. Ximena sonrió nuevamente y lo guio hasta el
.
te que se transfirió ese mismo fin de semana, dejándolo sin tiempo para hacer el papeleo. Charlotte, una gran
papeles, después de todo, todavía quedab
isaron-. Tengo algo sumamente importante que contarte -dijo con seriedad la muchacha. El castaño soltó su bolígrafo y la ob
alabras de su amiga-. Tienes razón... Y este tal Edgar O'Neal, ¿de qué familia
nde sé, solo tienen una hija mujer. No sé más -musitó la marquesa, encogiéndose de hombros. Benjamín le
beso en la mejilla, el chico moreno le son
el castaño al moreno que se sentó a un lad