Ackeli y las marcas en su memoria
ros. Llegó mi tío Jacinto como cada semana lo hacía, con toda su familia. Todos nos sentábamos a comer mientras mi tía me cuestionaba constantem
ntras estábamos cenando m
ido estos últimos
aba tener que hablar con ella porque le co
s demandar a tu padre por si no quiere apoyar
e me decía no pude más, me levanté de la mesa, me fui y tenía que pensar. Me recosté en mi cama y tení
maldita puerta. ¿O qué? -dije enfadad
ue mi mamá no lo hizo con mala
le importa, sabes que ella y mi padre nu
impulsos -dirigió su mirada hacia mi mano
ente bien; tengo problemas pero eran míos y no suyos. Me molestaba que la gente que me criticaba se met
asunto tuyo -dije tr
se que no está bien, ne
nte necesitaba ayuda pero no quería dar
e sola! -exc
veinte cuadras de mi casa pero era una laguna bastante amplia, con múltiples árboles y un aroma ta