El viajero de la noche
cada segundo crecía a más no poder en la entrepierna del demonio cuyos ojos parecían arder por las llamas de un intenso fuego que cubría sus pupilas. Lothar agradecido de la fabulosa t
al ardor de las que sus amigas le habían comentado, más solo percibía una rara electricidad recorrer por su cuerpo. Lothar embestía con
.
a,embriagada por los orgasmos y exhausta pero viva, con una nueva
s sabia que no ha de encontrar otra presa, otra alma que lo satisfaga tanto con sus deseos más profundos o cuerpo como lo