TORCIDOS: enamorada del primo de mi novio
, creo recordar que pisé aquel suelo el día 04 de oc
uería abandonar para enfocarme en otras cosas, mi cabeza
cuatro años mayor que yo llamado Nikko Saravia, bastante alto, con un atractivo que amenazaba un
la misma localidad, aunque sí en el mismo Consejo. Mi casa quedaba en el Distrito de Braga, y la de él en Viana do Castelo, a una distancia de 62 kil
o de transporte para visitarlo, pero jamás me quedaba. Asistíamos a obras de teatro, dábamo
ejo habitacional. Sus abuelos habían luchado día y noche para co
nte ajena, Nikko había convencido a sus padres para que yo pudiera quedarm
io y Harry, quienes eran hermanos y un solo año menores que mi novio. Conocí a Catalina, prima de todos ellos y un tanto c
e me instalara en el cuarto de Nikko. Él era mayor no solo en edad, sino en
mi primer hombre, fue mi primera vez y esa prim
ués de conocer a todo el mundo, nos encerramos en su cuarto para apaciguar el deseo que nos calentó el cerebro desde la proyección
a ducha en el baño de su habi
e tan solo dieciséis años, sentado alrededor del gr
entí aún más sola y mu
cierto que los Saravia destacaban en base a un gen único explayado en su
verdad no sa
a entablamos de una vez-. De seguro se fue a estu
in podérmelo creer, no había pensado en
lamarlo. -Asentí y me quedé sentada frent
os árboles del patio trasero y los arbustos del frente, queriendo entrar por las amplias ventanas
e hacía con su esposo. Allí estaban los móviles colgados en varias esquinas. Sus sonidos tintineantes atravesaban la estancia y lograr
abandonar la carrera de educación para meterme en la ac
infantil me regresó a tierra-.
taba parado frente a mí, no muy lejos del comed
rito le pasó de largo y
¿Es tuyo? -le pregunté al
devolviéndole la emoción a esa bola
por la ternura que destilaba también ese p
o. Y el viento de un m
tía Adelaida, me
rco de yeso que le daba la bienvenida al comedor; un
cuello, puse cara
téfano-. ¿Qué haces ahí parado? ¿No
alta, no me es
llamó para que fuese urgente a su trabajo y no pudo despedirse de ti. Me dijo qu
ostro de nuevo hacia (ahora sabía que se llamab
no se había ido del todo. Nos observaba escon
nr
o de quién? -le p
Carlos. Es el hermano men
a sobre el
A él lo recuerdo. A tus
trabajo de tío Carlos viven viajando a Lisboa. Mis primos a veces se quedan aquí. -Masticó un poco de su pan y tragó casi sin morder-. Ahora
un p
o. Todos son así
cogió de
puede
tierno
ano s
o? Pero si es una
l niño!
les encantan los cachorritos y los
ikko mientras lo esperábamos. Bobby se nos unió. Me encariñé de inmediato con el perri
entrada al cuarto. Estéfano no vio lo que yo sí, estoy segura de ello. Y no hablo de su llegada, prec
No logró entrar de inmediato a la habitación, simplemente se quedó quieto pegad
ra temerosa, pero firme. Algo rondaba su cabecita, algo que no era común en un niño. Me atrevo a decir que esa mirada no podía hacerla un adulto aunque qu
su primo-. ¡Va! ¿Te gusta la niña? -se
el niño Maël no dejó de
puesto, faltaba más. Cabello castaño, muy claro, ojos color marrón, facciones muy
cía. Le hacían bromas al respecto, ridiculizándole, incluso. Bromas enfocadas en la idea de él teniendo una novia llamada Delu Vaz: "Maël está enamorado, Maël está enamorado de Delu!" Yo misma, en unas poquísimas oportunidades, cuando estábamos
ada y muda; una mirada que no se expandía con el fortuito descubrimiento de un menor, sino que se quedaba clavada manteniendo su forma original. Estoy seg
cente, deslumbrándome con su cuerpo alto y bien formado, duro y bien definido. Me enamoré perdidamente de él. En siete años experimentamos en la cama todo lo que podíamos, en la calle todo lo que debíamos. Junto a él conocí las aventuras d
enamorada estaba de él, más me daba cuenta de que Nikko no amaba igual que yo. Me acostumbré a c
ras, porque luego de yo cumplir los 25 años de edad, la familia del niño Maël regresó de la capital y se instalaron en su antigua casa, frente a la de mi pareja. Al saberlo recordé de inmediato esa mirada, esa complicidad extraña que s
an. Todo cambia por completo y nada regresa a su cauce, cuando en vez de cubrirte, esas amenazadoras montañas ya no est