DESCENDENCIA L U N A R
entes, pero los constantes dolores en su cuerpo y cabeza le impedían llevar a cabo las labores por las cual
d de su cuerpo y preguntando para descartar o confirmar algunas sospechas. Tras terminar, salió del pequeño espacio y se
esfuerzo - las jóvenes escuchaban atentamente mientras que se sus ojos brotaban algunas lágrimas; gracias al libro que les prestó el barón sabían la gravedad de esa enfermedad y sus consecuencias y peor aún, era irreversible, aquellos brebajes y
mprar las medicinas de su madre- se ret
rometo que le pagaré con creces la generosidad hacia mi familia- recito con una sonrisa titubeante. El doctor le
sintiéndose satisfecho de haber podido ayu
tomó media hora de camino hasta llegar a la pequeña botánica, compro lo encargado y luego paso al área de alimentos, allí se encontró con un conglomerado pequ
doncellas, para servir a su majestad en las labores del castillo, teniendo en cuenta que las m
rcado y partió hasta su hogar. Caminaba con prisa para poder contarle a Abigail sobre lo
ra, le ayudo a ponerse en pies -¿Se encuen
isto - le miro detenidamente y como si de pronto
e miro c
tra bien?- la anciana sonrió y
se conmocionó al escuchar esas palabras y sintió una punzada de dolor en su estómago, su cabeza martillo fuerte por un segundo dejándola zumbando -solo recuerda, todo sacrificio tr
ra su madre, mientras que Esther se quitaba la capucha y pelaba algunos víveres para la cena. Desde que había regresado de aquel mandado no había musitado palabr
muy callada desde que llegó del mercado, juraría que
sión, tal vez Esther solo este agotada, ya iré a hablar con ella- ayudo a su mad
a un lado y está se sentó a su lado, tocó sus piernas y su hermana rápidamente acomodó su cabeza sobre estas -hoy estuv
e quiero comentar- se sentó -mientras estuve en la plaza, escuché un comunicado del reino...- Abigail le miro -harán un casting p
haste l
as deben de ser menores de dieciocho años o tenerlos
palacio - se
de esa edad, madre necesita cuidados y sobre todo aquellos brebajes para