Mi Pecado es Desearte
o que comparten juntos desde hace dos años
ecia se había besado con una chica de su equipo de fútbol, se sentía confundida, y ésta misma chica le propuso ir a la marcha... Entonces
udieron sacarlo a luz cuando su padre sólo era un importante empresario, ¡no! D
vida. Se va a preguntar el por qué estábamos allí. ¿Cómo le explico que estaba allí por una c
Niall Owen o seguir mintiendo, ¿qué más da? Él no tiene nada qué perder porque hace años que no se enamora, y su
ortante... ¡es que vamos a descubrir
cándole su plan, pero la cabeza de la chica da vueltas y solo man
e alguien más que ella y Adam -su guardaespaldas-, se entere de que Zac pertenece a la co
nzaré a ser un patán, te refugiarás en Clarke, y veremos qué hace. Créeme Lucrecia, después de todo sigo siendo un hombre ¡He visto cómo se tr
mmons no la ve con otros ojos que no sean de cariño y hermandad ¡Él la ha visto
o la peor es guardar su amor y la pureza de su cuerpo a algui
rke estaciona su auto cerca de s
llos resaltan por la fuerza que hace incluso mientras aprieta el volante. Luego deja caer su fr
e pasa una mano por el cabello rojizo, saluda a uno de los vigila
esentimiento de que Zac y ella... Pero, no esper
a de ella y su corazón se acelera más-. Es tu prima besando a otro que no eres tú... Estando quién sabe cuántas veces con otro que no eres tú. Porque tú
o no tiene otro final. Así que con rabia e impotencia hasta con él mismo, se adentra a
ante el mundo, como
escansar casi nada gracias a esa imagen fatídica de su amor prohibido b
n embargo, el frasco de perfume se le resbala de las manos cuando lo aprieta y el sudor en sus manos le juega una mala pasada. Se promete limpiar eso luego e incluso sin d
rlo de
sube las escaleras y toca el timbre en el lugar indic
o ve al pelirrojo con desconcierto,
tro quiere reír mientras ve el rostro neutro del mayor-. Pasa, Clarke, seg
e han visto hasta el alma, por Dios!, se regaña-. Mira, ¿sabes qué? -dice, sintiendo todas las emociones jun
que ella podría darle una explicación, inclusive de por
de una de las habitaciones envuelta en paño, mojada, sin p
nde hay una foto de la feliz pareja sonriendo, y su estómago se retuerce de
a vendría a estas horas al menos que ella esté enferma; entonces su mirada se cruza con Zac y éste le asiente-. Padre, Zac y yo estamos juntos d
ora el pecho de Clarke, quien sin despedirse, como un niño que n
xclama Zac
su corazón se acelera esperanzado, pues sab