Yo soy mÃa (Saga No soy de nadie)
a Leo
s de la familia siempre me dieron asco. Lo único que realmente me importaba era mi trabajo como Ginecoobstetra en un h
cedencia hasta que, hace dos
fesional admirado y querido por todos mis paci
sobre todo, de Basima. Ella es demasiado perfecta para caer en las garras de alguno de ellos. Lo que más me llama la atención
asustada. Aunque quiere parecer valiente, las lágrimas empañan sus ojos colo
rá alguna vez a ver a su madre? -insiste
-le indico s
n par de esposas relucientes. Para poder
quiere
que me has entend
as esconde las mano
y ordenando. Acuéstate en la cama y c
a apoderarse
por f
lágrimas que tanto ha inte
alta voz para conv
las esposas. Suenan al chocar entre sà porque estoy temblando. Actúo como un
ana enrejada. No sé si pretende montar una escena con much
ita con el viento que se cuela
. Esto no me suceder
agarre de mis manos. No protesta por los arañazos que le produ
la como una niña malcr
a. Aprieto a la muchacha contra mÃ, tratando de calmarla,
ula en mi carne. Mi sangre corre desde la
r. No estoy haciéndole frente a una mujer, sino a un
r! ¡ Suéltame,
para hablar, me ha dejado libre-. Podr
y le obligo a colocar uno de los brazos por detrás de la espalda. Lo estiro
go, no lo hace de una forma lógica, sino como cu
me ha dejado la chica en la palma de la
e sutura. Me dejará una enorme cicatriz
s. Coser a otras personas, para mÃ, es algo sencil
na. -Basima se hace la importante aunque no deja de mira
ato de sonreÃr para poner una
erente a un secuestrador y un vi
sible que esta mujer conozca mi pasado, pero mi presente es muy d
po demasiado común. Ningún hombre, en su sano juicio, se sentirÃa atraÃdo por mÃ. Es eso l
ha recuperado su seguridad. H
te he di
se, serÃa una
res poderosos de Arabia no se peleaban entre sà para casarse conmigo y, asÃ, tener una bendecida descendencia. Amira era la heredera de la profecÃa. No yo. M
¡No lo lograrás! No eres una vÃctima de mis palabras, sino de ti misma. Eres tú quien ha
a la defensiva aunque se le h
iando los movimientos de sus habitantes durante meses. No ha
de mujeres? ¿Sabes que fui violada de una forma cruel y salvaje durante varios dÃas? ¿También sabes que los traumas me p
egras bajo sus ojos café opacan la piel bronceada. Loca es lo que parece cuando levanta, con orgullo, la nariz respingada, y me señala con su único dedo Ãndice libre. Loca es l
de mi camisa. Tengo que terminar con esta escena cuanto
e harÃa dañ
que ella
à de nuestro hogar, de la familia? ¿No nos has arrastrado por los campos e
aven en mi interior. Ella tiene razón, pero no puedo dárse
rlo contigo dando vueltas alrededor, buscando una manera de escaparte de mÃ. Afuera de la casa, están mis hombres, los mismos hom
hacia ella con las emo