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Salvada por el Jeque Millonario

Capítulo 2 Huida vertiginosa

Palabras:1121    |    Actualizado en: 26/04/2024

n dos

.. Necesitaba deshacerse de ella cuanto antes y sus compinches le exigían que hiciera algo al respecto día tras

.. Estaba cansada de buscar una salida a su sufrimiento y jamás aceptaría ser la amante

a'id al-Havat. Empezó a fingir que aceptaba su vida de prisionera, intentando obtener prebendas

iempre supe que no me dejarían vivir, ¡después de ver tu cara! — Sus palabras dejaron a Qa'id

io algunas instrucciones. Victoria recibió un beso en la frente y Qa'id se marchó sin mirar atrás. Si todo iba según lo previsto,

a primera vez. Cada movimiento aumentaba su ansiedad, sus manos temblaban imperceptiblemente. Mohamed, el vigilante del exterior, la observaba atentamente,

ristal que tenía cerca. Con la agilidad de un felino, se deslizó silenciosamente fuera de la silla, esquivando las manos de las mujeres. Los

atía tan fuerte que podía oírlo en sus oídos. Sin perder tiempo, apartó la lona de la tienda y s

ea de mercaderes. En el horizonte vio los contornos de los laberintos de la aldea, u

saparecer! — No sabía adónde la l

alina corrió por sus venas al pensar en lo mucho que aún quería vivir. Se zambulló entre los e

oces de los comerciantes se mezclaban con los sonidos de los camellos y el olor de las especias exó

eante amortiguada por el bullicio del mercado. La libertad parecía tan cercana y, sin embargo, tan inalcanzable. No

on gran temor, sabiendo que debían de estar buscándola. En un momento dado, vio a uno de los hombres que trabajaban para Qa'id

s voces y se dirigió en esa dirección. Un hombre alto que le daba la

que el error de aficionado que provocó su huida sería castigado con total rigor. Se

ía escapado a la muerte fue una mezcla de alivio por saber que estaba viva, pero acompañado de un intenso temor por

con las balas que serían para ella. Puestos en peligro sus planes de viajar, telefoneó a su esposa y

abitación vacía y no podía creer que tal vez no volvería a ver a su princesa brasileña. Maldijo, romp

y seco se intensifica a medida que las ráfagas barren el árido paisaje, creando remolinos de polvo que bailan por el suelo. L

esierto tradujera la furia contenida de Qa'id al-Havat. Mientras Qa'id observa desde

— murmuró a sus subordinados, Victoria era

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