Si Hoy Tenemos Ganas...
monst
e entrecerraban en medio de sus reflexiones. Una sonrisa se dibujó en sus labios. 'Como a ti te gustan tanto los monstruos', murmur
fácilmente las reglas de la ciudad
urmió en su cama ese día y, en tanto que Nehemiah
rmar sus órdenes. "Sí, señor", aseveró. "Informaré a todos l
peto y se fue sin decir nada más, siendo ig
con la sociedad interesada en la que ambos vivían. Ninguna de las otras mujeres era inmune a esta sociedad, ni a los deseos mundanos que tenían y, siempre que se acercaban a Nehemiah, parecían interesarse por su inmensa riqueza o por su físico. Él era el mayor deseo de muchas mujeres, pero en esta situación... Cara fue la única excepción. Una completa anormal entre otras. Él no
viviendo en esta ciudad. A cualquier person
ente una criat
Llevando sus ojos hasta la copa de cristal que sostenía en su mano, la hizo girar y observó las gotas de vino color escarlata que se
uien y no se sorprendió en absoluto de que
na voz respondió: "Hola,
a gratamente sorprendido de recibir su llamada. Sin embargo, cuando contestó sintió que su emoción se mezclaba con ansiedad, lo que le hacía te
ro en su dulce voz, pero pese a eso todavía se escuchaba un claro trasfondo de amenaza. Simplemente tenía ese tipo de presencia, incluso mediant
exclamó el otro hombre con emoción. "Arreglaré to
a de su hija, era en realidad un prominente magnate de los negocios en otra ciudad. Aunque, siendo tan rico y poderoso co
á bi
iah colgó, confiando en que e
ar a sus sirvientes. Cuando llegaron, él se dispuso de manera inmediata para darles algunas órdenes
sirvientes, haciendo un
sus ojos. Su personal se inclinó para afirmar sus palabras. "Necesita vestirse de la
seño
on él. Ella era una de entre muchas otras jóvenes hermosas que él había conocido y, por eso mismo, no era nada especial para él. Sin embargo, el viejo Walter Wu pensó que su hija podía ten
Walter y toda su familia no eran nada pa
a pared, que mostraba a una mujer con aspecto desaliñado recostada pacíficamente en la cama. Mie
tras duermes", se rio entre diente
ortar qué tan insultante fuera su tono, no podía ocultar cuán real era su sonrisa, un tipo de sonrisa que era el sueño para toda mujer. Er
ra vigilaba cada uno de sus movimientos. Dormía profundamente con una dulce sonrisa en su rostro bell
iendo el vaso de cristal y haciendo girar su contenido. "Aunque no sé si vas a seguir sonriendo tan dulc
Cara en la pantalla, podía sentir las expectativas y d