La sombra de la luna
ra porque algo le molestaba, podía sent
uí, ¿qué t
ltarte cosas,_
tu energía,
r la manera de li
é f
na, pero esto e
eres hacer co
tale
sello sin consumir su energía vital, podrías sacar energía de la luna -Marui la mira asombrada por su razonamient
estás en mi cons
ruí entendía lo que decía, la única razón por la que no la habían expulsado del reino era porque él no lo había permitido,
e gustaría poder
durante años, no te preocupes más
s por t
encontrarme cuan
icho a los demás, me
ierbas, hay algunas que cuando reciben la luz de la superluna aumentan sus poderes curati
sa región, no est
o con Maruí, n
cogiéndole las manos entre las su
así que tengo que irme, pero prometo tener cuidado -sabía que d
que irme - se levanta y
uando
cabaña y empieza a organizar las cosas que necesit
su fuerza crecía, sabía que esta noche
cadenas se debilitaban, la concentración de poder en
ó la que buscaba desde hacía tiempo, una hierba rara, brillaba a la luz de la luna, en lo alto de la montaña destacaba por su belleza. Corre a cogerla
o. Mientras examinaba la zona, una luz llamó su atención y, como hipnotizada por ella, Elena caminó hacia ella. Un hombre estaba encadenado a una silla de montar con gruesas cadenas, sus brazos y p
que le llegaba hasta la barbilla, su cuerpo era esbelto y era alt
ercó a él y como sintiendo su presencia el hombre levantó la cabeza y Elena se encontró de frente con los ojos más azules que había visto en su vida, tenían una luz que brillaba alrededor de sus iris, sus labios eran finos y su nariz pequeña y bien hecha, su rostro era hermoso y transmitía una inocencia que era surrealista. Incapaz de resistirse, Elena sigue caminando hacia él, hipnotizada, en ningún momento el hombre aparta la mirada d