La amante contratada del CEO
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, si hubiera algún accidente, que solía ocurrir con más frecuencia de lo que creéis. Siempre que asistíamos a un evento así, sobre todo si somos varios, quién nos cont
lo mismo que un boy sexual, pero nada más lejos de esta explicación. Por lo menos en la empresa que yo trabajo, servimos de acompañante, de ornamento, para ayudar a una a un cliente tremendamente tímido, con problemas para relacionarse, e incluso para acompañar esposas, o maridos, e
ersona que habla muy bien el inglés, pero su matrimonio es un matrimonio tradicional japonés, con lo cual, por el contrario, su esposa no
o, una maldita friki mangaka de libro. Desde mi adolescencia, siempre ha adorado la cultu
urrió en mi época de adolescente, y guardo esos foros, como ocultos secretos, no me avergüenzo, pero tampoco es que lo vaya enseñando, y
como de todas mis obligaciones, me enfundo mi kimono que me regalaron los Miyamoto, me arreglo el pelo, recogido japones adornándolo con flores y preciosa horquillas, que también me ha regalado esa pareja, compro todas las golosinas japonesas d
de las acompañantes, por lo menos en lo que yo he conocido en mi empresa, pocas veces es acertada,
n un plus por el sexo, sobre todo en compañía de dudos
mos asignado un invitado determinado, en realidad los contrató el propio hotel, que, ante la situación de mayor número de hombres, que de mujeres quiso igualar la desproporci
Como norma general se nos pedía que nos relacionáramos con todos los invitados, haciéndoles sentir cómodos, y ayudando a
ría no quería que salieran deslucidos, porque sus participantes o invit
mamente nos retocamos el maquillaje, siempre con la estimable ayuda de nuestra estilista par
solía atribuírseme siempre, solía sonreír mucho, interesarme por los temas que hablaban y, a
lado para otro, sin saber qué debía de hacer. Después de casi dos años haci
de espaldas a mí, mirando por la ventana del gran salón, como queriendo escapar
intenta hacer ver que no se la impresión que causo en los hombres cuando me ven, mi genética ha si
rucita, de una madera traviesa, se hubiera escapado del cuento para ofrecerse a ser devoradas por todos los lobos hambrientos que encontrara. En traje que había elegido Bea, no cruzaba la l
mi mano a modo de saludo, ante su evidente fa
biártelo si quieres con los diferentes clientes, pero yo no suelo
tel"- dijo m