Un pasado perdido
OM
ojos cerrados busco el maldito despertador que no deja de sonar. Ya sé que
rio para sacar la pereza. Es mi primer día como psicólogo en la unidad mental de uno de los campos de concentración militar del país. Pase 5 años term
o un psicólogo puede decirlo, pero gracias a eso y la ayuda de mi madre que tiene
lo más pronto posible, pero antes de llegar siquiera a
ola
erido, pensé que
ualmente ya es
Thomas, sé que ni siq
te eq
do, contesta rápid
he y... m
pequeña risa al otro lado del telé
da de no ser por ti
su tono sarcástico – lamento
. Tengo que irme mamá
uerdo,
amo m
ar a una enorme puerta de acero negro con el número 30 de grandes proporciones, es increíble lo lejos que queda este lugar
ción – Me di
s Bennett, me
én viene
eral
uto junto a un perro, habla por la radio y
a, Do
ado de guardias que no apartan la mirada del auto. Uno en especial me hace indicaciones con su mano para que lo siga al lugar
yers? – me di
a a caminar vigilando que vaya
se abre la puerta dos guardias me abordan, uno toma mi maletín y lo pasa por una máquina de rayos X para verificar
o y comienzo a acomodarme la camisa hasta dejarme como llegue antes de basta requisa. De repente el ascensor se detiene en el tercer piso, el guardia hace u
de madera con una placa en el centro "Gral. Mayers", el guardia toca dos veces, espera paciente l
on una sonrisa ladina haciendo énfasis en la
ue tengo uso de razón – suelto mientras camino
í Thomas, no es fácil ser con
ndar al carajo tanta prueba, en todos mis años de exámenes en la universidad tuve algunos tan exigentes como los que hacen,
ino veterano de guerra. En este lugar tenemos pacientes con los que podemos lidiar fácilmente pero tambi
ormal de un sanatorio, no veo q
normales" – Dice haciendo un guiño con sus manos
etrás de la puerta en la pantalla de la computadora a su lado. Es un guardia, y parece es
emos problemas
arente preocupación en su voz abr
e X453 se sa
rda quiere
s hicieron eco en mi cabeza, ¿Qué
la puerta. – Tengo que irme, nuestra conversación la tendremos en un rato p
esde hace muchos años y jamás lo había visto tan preocupado con una noticia como está, pero claro quien no se preocuparía cuando uno de
scritorio, una computadora, su silla y una gran biblioteca de pared a pared donde solo hay libros de medicina. Por más que registro no e
del susto que me acaba de dar un gu
Si
avor, lo lleva
e abandono la oficina de George con un mal presentimiento en el estó