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Mío, solamente mío

Capítulo 2 II

Palabras:1105    |    Actualizado en: 16/03/2024

que está molesta por las pendejadas de mi madre; como eran diferentes las cosas cuando apenas estaban saliendo, se llevaban tan bien, in

corte si al final me iba a mandar a la mierda, en fin... ya no importa. Me levanté de mi cama y me cambié, estaba por empezar a caminar hacia las escaleras, pero detuve mi paso

s paranoias de ella y que no piensa quedarse de brazos cruzados si cree que puede quitarle mi custodia, ya que él me ha criado los últimos siete años de mi vida; no entiendo porque mi mamá saca esto a relucir, además de que ambos están olvidando que mi papá también va a meterse en este asunto. La discusión se desvía cuando mi madre vuelve a recr

ritó un par de cosas más a mi papi, luego retomó su camino y salió de la casa, no sin antes tomar su bolso y llaves, dando un fuerte portazo, parece que quiere que la casa se venga abajo. Bajé un poco por las escaleras, miré la entrada y al ver que la desquiciada de mi madre no iba a volver, me fui a la cocina, vi como Henry estaba caminando de un lado a otro, pasando repetidas veces sus manos por su increíble cabellera d

ervo con detenimiento a mi padrastro. Repentinamente se gira en mi dirección y al por fin notarme, suelta un jadeo de sorpresa, haciéndose un

esta nervi

, Henry ha evitado con todas sus fuerzas insultar o gritar y es algo que aprecio mucho, pero mi madre no ayuda en lo

escuchar, no.… no era mi intenci

bién dijo pendejadas— Cont

darme cuenta de que no dirá nada, solté un pequeño suspiro y le miré por encima de mi hombro, Henry

y te echa en cara sus problemas en la cama,

rado y sorprendido. —¿¡Qué

ulpa con las manos, él se pone bastante serio ante mi actitud rebelde y grosera, yo sigo sin

a de gritar y se sentara a hablar, pero parece ser que las malas

irección. —Lo digo enserio, controla tu vocabulario,

to entre risas descaradas y ligeramente arrogan

no estabas en casa— Carras

as de la cocina, recargando sus codos sobre ella, coloca su cabeza entre sus manos y resopla con fuerza, se nota en su mirada l

deberí

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