El CEO necesita una esposa
eño de ser madre haciéndose un tratamiento. Aquello era algo caro y por eso había tardado tanto, pero su mayor alegría sería contarle a su marido su conquista, imaginaba que él se alegraría
ró un conjunto de bebé y lo metió en una caja de regalo. Había estado en Bras
ando en todo, así era y pensaba que él tenía esa misma consideración con ella. La mujer de pelo asiático baja del coche con impaciencia, recoge la caja del asiento trasero y se dirige a la entrada, estaba radiante y llevaba un
me lo has dicho? Te habría ayudado -intenta
quiero que digas nada, será mu
neando tener un hijo, vengo a decirte que
a, así será más fácil, ya no te quiero y quiero
ón que se me pasa por la cabeza. Quiero que
umir algo que no he hecho -abre l
sto por nada", le sigue mientra
ntra en el coche y ella deja caer la caja al su
.
sa era lo único que estaba a su nombre, así que Eun al menos tendría un techo, pero seguía siendo difícil razonar en medio de tanto dolor. Se acerca al dormitorio de la pareja y observa cada detalle, recuerda las veces que hicie
o, y ahora no estaría aún más frustrada por haber visto interrumpido su sueño, él podría haber dicho que ya no quería tener una vida con ella, en lugar de dejar que se engañara haciendo planes para los dos, al fin y al cabo si había tomad
o, y eso le había hecho tanto daño que no podía calcularlo, pero ahora necesitaba ducharse y salir a buscar trabajo. La mujer de treinta años se da una larga ducha caliente, lleva un traje negro y tacones, sus mechones oscuros están recogidos en un moño con el flequillo suelto. Se pasa un poco de corrector y máscara de
eseo buena suerte -le dice el ho
te mareada y se incorpora un poco, probablemente le había bajado la tensión de tanto caminar con sólo el desayuno en el estómago. Una náusea viene a continuación y entonces cierra los ojo