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Navidad con mi ex

Navidad con mi ex

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Capítulo 1 No hay vacantes

Palabras:2381    |    Actualizado en: 30/01/2024

sión, pues sus pies le gritaban de cansancio. Caminaba a paso apresurado, jala

puedo! —se

a que mamá lleva más cosas q

atención —. Caminen rápido,

se quejó Annie, mien

as cosas en el morral, ni la

—le pidió Annie a su hermano, al tiemp

próximo viaje no te a

ue sus hijos se llevaran bien, obviamente no faltaban las peleas no

lmente, la pequeña había echado más cosas de las necesarias en su equipaje, aunqu

n? —pregunt

o Billings, Montana, favor abordar por la puerta de

estro vuelo! —gritó

bajo la atenta mirada de los demás viajantes

—comentó Annie confundida, mie

aviones —le explicó, mientras llegaban a reportarse con lo

ca, mientras se paraba junto a su mamá, qui

traste al baño cuando salimos de casa? Mamá te dijo que fue

ía ganas de ir al ba

año, además, no ven a su padre desde hace meses —les recordó Georgia

Tommy, haciendo que a su mamá se

pero saben que su padre está anhelando v

sotros y para que no nos extrañes tanto. Tú también nos mandas fotos de lo que hagas con

—contestó

culpa el itinerario se había movido unos minutos. Annie caminó por el pasillo, sintiendo como si todos la juzgaran por haber tenido que entrar

paje, mientras que Georgia se encargó de ayudarle a sus hi

último libro comprado. Las dos horas y media de viaje pasaron rápidamente, por lo que, Georgia no sintió que alcanzó a des

maletas, que yo voy a alq

a con ruedas, mientras que Georgia apenas llevaba un pequeño morral con lo ne

o el papeleo para alquilar el auto. La niña lo miró y levantó las ce

espondió la pequeña

¿y si la nueva novia de pap

Georgia, llegando a tiempo para

o que levantaron los hombros s

no duden en llamarme. No voy a permitir que nadie los v

la misma forma en la que su m

mos varias horas de camino

a empezado a negar ante la petición de su mamá —. Entr

ras son de viaje?

Georgia, aunque ya estaban caminando hacia lo

levó su mano al pecho. Georgia y Tommy se r

muy concentrada en la carretera y con el navegador activo, para no irse a perder, pues la nieve tenía parte

apresuró en contestarlo, par

Al

a… ¿Cómo ha e

en. Ya vamos

aber podido i

nías una entrega importante y yo

do. Acá los estoy esperand

ings, ya tengo reservado el vuelo de mañan

ien. No

S

traba entumecido, aunque era mejor estar dentro del auto con la calefacción y no afuera, donde el pa

vo escuchando canciones navideñas y clásicas de fin de año, esas que durante sus veintisiete años de vida

e apenas tenía un poco menos de seis meses y ella había vuelto a la casa de sus padres, pues su matrimonio con Stephen había llegado a su final. Las lágrimas se abarrotaron en sus ojos,

¿Ya lle

lidad, con prisa se limpió la mejilla y mir

nció y dos minutos después, estaba en

apagaba el auto, la puerta se abrió y Stephen salió con una gran sonrisa,

tando a Tommy, que estaba

a puerta del auto y corrió a salu

su pecho —. Ya no estás tan chiquita —dijo y la bajó al suelo

s regulado que su hermana, pero

ó y dejó un beso en su coro

xpectantes, su padre llevó su mano a la espalda

os del niño hubiera sido un mes atrás, pero era la pr

papá —re

Annie con desespero y a punto de arrancarle el regalo

su boca se abrió

pá! ¡Gracias! —A

ose a ellos y al ver el auto de colección q

rcándose a ella, que venía co

Teph —l

e —ofreció, para romper

auto y después entraron a la casa, tod

entemente, robándoles una risa a sus padres —. Pues están de buenas, porque

i? —preguntó Anni

hen y ella volvió a asentir un poco dudosa, pero las mirada

en esos seis meses sin verse debido al proyecto en el que él se encontraba. El papá los escuchó atento, aunque ya sabí

no lo hacían. Gracias a lo parlanchina que era Annie, el silencio de los adultos no fue

asintieron —. Se portan bien, le hacen caso a su papá y espero que no s

noche —prometió Ste

posible, pero tenía un nudo en su garganta, pues era el primer año en el que no co

llings —pidió Stephen y ella asinti

llegado y las tres manos que se movieron de lado a lado despid

asaba la nieve caía más intensamente dificultando el camino. Cinco minutos despu

rriendo al auto y ella

pasa o

da un viejo arce se cayó en el camino, unos kilómetros má

r a Billings —dijo e

aviso, pues por la nieve las máquinas que retiran el ár

e volver. En la entrada al pueblo había un hotel pequeño, pero en toda la entrada había un gran letrero que anunciaba s

en la recepción y Gia soltó el aire que estaba reteniendo. Agradeció por la atención y volvió al auto, con sus pies c

el frío de la nieve, pues no quería enfermarse y volvió a poner el auto en ma

llamando la atención de los

enta al ver como Gia se bajaba d

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