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La Mujer del Diablo

Capítulo 2 Nueva vida

Palabras:3850    |    Actualizado en: 13/01/2024

os des

a

to con la correspondencia de hacerlo. Su casa sigue igual, con el mismo color y las mismas cosas que había antes. Si visito a su madre es porque cada que vengo me recibe una

. Por estar con las personas que quiero. Daría tod

mente eso

imbre de la casa. Hace tres meses que no venía por cuestión de tiempo y ocupac

lentitud, y la madre d

la puerta -. Milagro que apareces, m

hosco y permito que me dé un leve ab

ntándome en el mismo sillón que uso cad

mí y la miro. Se le nota la pesadez en sus hombros. Se le nota lo mucho que le

siente con la cabeza -. Yo vine rápido en rea

que justamente acabo de preparar un pastel de carne y está recién salido. Al menos

tía y la madre de Katherine. Aprendí la lección de no comer cualquier

eña y ella no pierde tiempo en buscar un

iempre las espero, porque siempre las hac

e dijo que hace dos

está ahora. Mi hija y

con atención la manera rápida en la

to, bajando la mirada hasta mis

s, quería llevarse la florería completa -se ríe con un poco

nada, sin embargo, es un gesto que me nace. Porque sé que está sola y tiene a cargo a más hijos que mantener. El d

notazo con confianza -. No lo voy a aceptar. Si me aleg

o por no darle una mala mir

N

s lo van a ocupar, en la escuela son much

n, estamos bien. Me está ye

de lo mismo, me lo niega, yo ya no insisto y cuando estoy por irme dejo el dinero a lado de mi f

i necesita algo solo llám

ero atento cualquier momento de distracción

perado llega. Con disimulo dejo el dinero en la m

vas a abrir? -cuestiona, con curiosidad -

así se llama. Y ya en esta semana será la i

ar en una llamada y me

erta me da un apretón en el hombro -. Espero que

e instala. Es notorio la ra

e ella y me encamino a la cami

, cuando le encargué remodelar la nueva oficina del club y

una vez que uno de ellos muere pasa muy poco tiempo antes que muera

cruzando muchas veces en mi

es en tono amarillento y el otro blanquizco. Es una compra que no

e distrae. Volteo y veo a Viktoria

vida ha sufrido. En cierta parte algo en ella me recuerda a Katherine, aunque tal vez solo sea un se

una tía, pero el esposo de la tía intentó abusar de ella. A los dieciséis años se trató de suicidar aventándose de un puente, pero no logró hacerlo. Conoció a una amiga a sus veinte y juntas cr

el sufrimiento de l

aballitos de mar -. Abajo ya está Gabriel con una mujer que ni conozco, y Raúl. Ya tiene

e físicamente hasta interiormente. Su cabello antes era rosado por las puntas, y ahora es oscuro. Y su manera de vestir también le ha evolucionado. Cómo a

o necesario. Los colores de la pared son claros, y con u

mirada sobre los expedientes encima del escritorio -. No puede ser que aún ni siqui

lesta de llamarme. Tiene unas maneras de hablar y

uando regrese de dejar

de hombros y me inc

o la Fortuna. Es de tres pisos, primer piso es para gente mayor de veintidós, y el segundo es para gent

Viktoria. Está vacío, a excepción de que en la larga ba

co a ellos -. Ya ni te presentas personalmente a dejarme

a suya en un saludo y

nque fue por meros negocios al pasar el tiempo también d

el bronceada, con el cabello oscuro y ojos felinos. Ella me sonríe con un indicio de coquetería que decid

lla se pone notablemente incómoda y fastidiada que d

rebasa a mí. Quizás mid

mis cejas sin sorprenderme -. Mi mujer está más preciosa, pero

"enamorado y feliz" con su pareja. Que piensa casarse y tener hijos. Nunca he tenido

me manda Viktoria, y con la confianza de q

la con Raúl y con Viktoria, aunque ciertamente la última la mira c

y Viktoria tras su espalda r

ión en otro punto para evitarme burlarme -. Yo que tú t

e no le interesa, después de todo sólo la tiene por divers

o debería dártela. Eres un infi

de Gabriel comienza a sonar en una llamada. Cuando él lo saca el miedo

o nos damos una mirada cómplice y le asiento, mientras que acepta la llamada y se lleva el móv

toria a mi lado en voz baja -. ¿Y sabes qué es lo peor? Que cuan

a novia como para

a familia, y que tiene clase. M

a la garganta cuando su amante se le acerca con toda la inte

enza a murmurarle cosas al oído. Desvío la vista, i

a eso es el segundo piso, y por esa r

go de terminar la llamada -. ¿Mañana vas

la intensidad con la que Pamela se lo quiere llevar -. Ya vete

siempre me estaciono, pero sé que hemos levantado sospechas de la gente porque siempre ven camionetas o carros pola

e llama Atlas Gym, y la razón por la que lo conocí fue para proveerle

mino de memoria y me retiro los lentes de sol

, de las maquinas encendidas y de la leve músi

do documentos de una caja blanca. Su oficina no tiene ninguna priva

mí. Le doy un asentimiento con la cabeza de salud

uro, metiéndome las manos e

ués abre un cajón del escritorio y sa

ntarlo. No tardo más de tres minutos cuando verifico que está el din

lla a medio empezar de ron. La si

ria pero me dijiste

dejarle encargos. No quiere levantar sospechas contra

problemas. Imagínate que me la hubieras mandado hoy -hace una mueca

la perspectiva desde abajo y su de

y lo observo sonreír con orgullo. -

ecargo en su escritorio.

lve a señalar el mismo pun

curiosidad me asecha, y recuerdo vagamente a la mujer co

riel me señala a dos mujeres, una tiene guantes negros y la otra de color rosas.

ro -. ¿La de guant

más

oplar con

bien a ningu

a que pel

de los guantes negros. Tiene más seguridad y calcula mejor sus g

a veo dar un golpe y mandar a su compañera al piso. El hombre que las entrena acude a la

abello corto, calculo que le llega por debajo de los

ocando mi vista con atención

da, pero tiene las proporc

corazonada, porque

ozco esos hombros. Esa

lla aún sin ve

ta en mi estómago por escuchar ese nombre después de tanto -.

Ella no se voltea. No siente nu

uizás solo es una coincidencia. Hay muchas Daniel

uien le pones t

descubra su verdad. -Pero ella es la mujer con la que quiero estar, y

. Se agacha con gracilidad y recoge unas cuantas cosas d

s, los mismos labios rosados. La misma cara q

s el

cura. Todos los recuerdos de todos los momentos que pasé con

ia atrás, para que no me vea. La llamarada de co

meterse? Yo pensaba y juraba

o le pondrí

el vaso vacío sobre la me

remos t

y me cruzo de brazos, mirándolo

mandíbula, tratando de sonar desinteresad

ordar si alguna vez he escuchado ese nombre, pero mi me

ezca correcta mi respuesta. Y es que aún sin verle la cara de

ntaré, ya vi

túo con el impulso de marcharme para no ocasiona

o de unos años para contarle la verdad, no pero esperable encontrarla y s

enalina corriendo entre mis venas -. De hecho ya tengo que irme

ere presumirme a su mujer. La

llevas ni quinc

-miento, acercándome a la puerta para ya marcharme y volviendo a po

as a Viktoria

acha. Cuando salgo por la salida de emergencia suelto el aire que estaba cont

lsillo de mi pantalón y no pier

ue me conteste la llamada, y enc

, ahorrándome el saludo a través de la línea. Vivimos juntos, así que eso está de más -. Dil

cómo si fuera la cosa más norm

o y prenderlo. Bajo un poco la ventanilla para que el humo tenga acceso d

ro que despida

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