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Secretos Nuestros

Capítulo 2 No te preocupes, te espero en el andén

Palabras:3068    |    Actualizado en: 08/01/2024

Abigaíl, te espe

absoluto. Por la sabiduría que le confiaba su titulo de psicoanalista, la entendía perfectamente, era lo más común del mundo que eso le lle

ma! Yo te estoy esp

rtamente, exagerando la mueca con esa vieja mala mania de poner los ojos bizcos. Eso solo lo hacía para ver si ella se distraía aunque fuera un poco. Sabía muy bien que eso la haría reír y ¿Quién no conseguía calmarse gracias a una buena carcajada? Al menos él no conocía

s... Te espero

iendo que él estaría allí. Que su llegada no era ningún problema para él y un sin fin de cosas más que ya

én de los autobuses de larga distancia que venían de otra provincia. Esteban, también, era uno de ellos. Era algo más que normal, él sabía el mo

dad de aquel reencuentro. Caminaba despacio, por el lugar, marcando cada paso con un chasquido de sus finos y largos dedos, procurando en lo p

onía un gran alivio. No se lo diría jamás de forma abierta, pero, tampoco

bia sido esa urgencia cuando ambos se reconocieron en aquella videollamada que habían hecho meses atrás. Teniendo ese detalle en cuenta, no sería para n

nde no nos quieren ver bien?¿Por qué tardamos tan

mujer por culpa de un mal marido. No la juzgaba. Jamás lo haría. A fin de cuentas, él conocía de sobra

o pudo traerse

en el pecho. Por desgracia, ella no pudo acceder a sus hijos. Estos, estaban con el padre, quien había llegado a

Que pedazo de basur

a conocía esa maldita estrategia asquerosa de manipulación. Los narcisistas, esos

tumbre, ella cayera en la trampa. Su preocupación casi lo llevó a intentar advertirle de todo eso y, quizás lo habría hecho de no haber sido porque sabía que

, si lo analizaba bien, hasta tenía sentido esa reacción. Si lo pensaba en frío , por más " primo hermano" que era para ella y por más inseparables que habrían sido en el pasado, en el presente, él solo era más que un sim

subsistir sola y no depender de nadie? Claro que, ese asunto llevaba su tiempo hasta que las cosas se acomodasen. De modo que, con niños entre medio que demandase

a madre, por ser una gran figura de apego en los primeros años de vida, no se separase de sus hijos. Pero ¿Cuándo fue la última vez que lo ideal lograse ser sinónimo de lo real? Que él

chicos se sabe comportar, porque son niños to

mo de un cigarro a la vez que veía pensativo como este desaparecía en sut

del que formaba parte un Narcisista. Sabía muy bien que, si los niños todavía no habían conocido la verdadera cara de "narciso" que ese

mínimo de

r nato no lo tolerará en lo más mínimo. Si es inteligente, el Narcisista, no se arriesgaría a la violencia física. No, si era inteligen

rabajaba todos los días curando esas heridas en su consultorio? Estas heridas eran una gran y espeluznante realida

hacer algo por esos chicos y por ella, primero tenía que encontrar la manera de que Abigail rompiera con el círculo de maltrato y entendiera lo que estaba ocurriendo e

ero treinta y nueve. Se les ruega que por favor cuiden sus pertenencias, ya que la Terminal de ómnibus no se hará responsable de los objetos de v

e él observaba la pantalla de su celular para enterarse de la hora exacta. Eran las ocho y media de la noche. Comprob

uándo fue la última vez que la vi? Ha

día del lugar donde arribaría el ómnibus en el que ella viajaba. Quería asegurarse de estar bien visible para ella. Aunque, tampoco era que fuese muy difícil hacerlo, o sea ¿Quién carajos, por más ansioso que estuvi

ramente Abigail a esas alturas estuviera pasando por alguno de los tantos tipos de colapsos nerviosos muy comunes en personas que atravesaban situaciones traumáticas simila

e hizo falta contactarse con ella. Ya que , como si la hubiese estado llamando mediante algún tipo de telequin

ra más de lo que durase un parpadeo-¡No te preocupes!, es completamente normal sentirse así y... dicho sea ¡Te tengo dos buenas noticias! La primera: parece que llegas

quizás,no hubiese sido lo mejor ese asunto de admitirselo a ella, quien en ese momento necesitaba

e y armoniosa. A decir verdad, seguía teniendo la misma voz de su infancia. Por ese motivo, escucharla, también lo tranquilizaba. Siempre había sido así, ell

o! Es familia, no comida

o se lo diría a ella. En ese momento no era necesario hacerlo, ni mucho menos era algo prudente.

igaíl del otro lado de la línea, de fondo, se escuchaban

estoy atravesando en este momento! Y no hablemos de las que tuve

í que, en más de una ocasión, había tenido que pedir disculpas por disociar todo lo que algunos de sus pacientes decían y, ya para las últimas sesiones, había terminado por

ales"... O también puede que te lo contagie cuando me tengas que aguantar directamente en persona...- bromeó sin embargo-... Igual, tranquila, Corazón. Que cuando bajes

su estado emocional actual. Lo importante era que ella se sintiera comprendida y apoyada. A l

jena a todo lo que pasaba por su mente- Che... Creo que ya estoy entrando en la termi

ndo, Bonita...- respondió él mientras daba peq

oder abrazarla como tantas veces había deseado hacer e

de presencia en el lugar. Recordó fugazmente el último beso que se habían dado horas antes de qu

dos, admitía que necesitaba con urgencia saber qué clase de cosas podrían llegar a

! ¡Que pase lo que

la terminal de autobuses de larga distancia de la ciudad de Santa Fé de la Vera Cruz. De brazos cruzados, levantó la ca

on la nariz pegada al vidrio de la ventanilla con los ojos bien abiertos. En respuesta, él, esbozando una enor

cortina del ómnibus. Al verla bajar, no le cupo dudas de que seguía sien

uy en mente volverme loco a mí! Aunque... Creo qu

manera impulsiva. La atrapó en el aire y la estrechó con

a escuchó admitir entre sollozos de e

erse tanto. Sin embargo, aun así, no la soltó, por el contrario, la abrazó aun más fuerte, co

aparentando toda la calma del mundo, mientras por dentro se tragaba todas las ganas d

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