Amor de cristal
habia ningún indicio de lluvia o alguna brisa que arruinara la tarde. Era el clima perfecto para pasear por los alrededores y disfrutar de los
iete años habia pasado más tiempo en ese saloncito que en cualquier otro lugar de la casa, además de mi habitación. A pesar del tiempo no lograba acostumbrarme a las
ociedad, pero la verdad era que no lograba entender como el bordado o clases del cómo usar el abanico podían ayudarme en la vida. Siempre habia pensado que su in
tono suave y gentil acercándome una pequ
e emanaba del contenido, una diminuta flor rosada adornaba el b
rá este fin de semana-informó mientras l
er porque ahí, según su criterio, nuestro padre podía admirarla mejor si él llegase a entrar, lo que pocas veces habia ocurrido desde que llegamos
herine Schwarz. Mi hermana, inmediatamente sonrío encantada por la noticia, hacía mucho tiempo que no recibíamos una
labios y mientras avanzaba con su lectura comencé a sospechar que alg
nó a pronunciar una ve
la mujer más feliz del reino, pero no comprend
mada El
poco de su brillo, estos siete años han sido una completa agoní
pre serán bienvenidos en mi hogar ya que, sin tu intercesión, hoy en día yo no podría gozar de la felicidad de haber contraído matrimonio con mi amado Archer, a pesar de la aflic
derechos y responsabilidades como princesa del reino de Athos. Dadas las circunstancias que pesan sobre los hombros de mi hermano, mi progenitora, la reina madre, junto con la aprobación de la corte y la aceptación del parlamento han tomado la decisión de enlazar al rey con un
lugar a dudas que su belleza podrá cautivar los ojos del rey y claramente, esta unión podrá disipar todo prejuicio en contra de tu familia y como prueba de bue
specto y por supuesto también me gu
u respuesta, K
o con una sonrisa en sus labios mostrándose orgullosa, casi al punto de las lágrimas mientras que Jane intento sonreír, pero por algún motivo la felicidad que siempre acompañaba a mi hermana habia desapareci
s perlas de su cuello y los pendientes que hacían juego, su cabello castaño estaba a
abios en seguida, hizo una pausa y sus ojos cristalinos la conte
za, después de unos segundos logro mantener una ligera sonrisa y al igual que mi madre no encontr
algo así pueda suceder, tan solo son los
en la belleza de
hablando del rey. ¿Acaso un hombre como él no deb
on en mí, su molestia era evidente, pe
que es lo que tiene en mente- la serenidad de mi hermana logro apaciguar las intranquilidades de mi madre y con eso su
olamente de esa forma lograba conciliar el sueño. Me levante buscando el origen de aquel ruido y enseguida observe una figura blanca parada cerca de mi cama,
segundos. Se aproximo a mi cama y levanto las cobi
puedes tocar la puerta
bros o al menos eso me pareció-s
re la
a malo que con
la, quien era más sensata que yo reflexionaría la posibilidad de un a
es que no soy del tipo de persona que suele
y reflexionar sus palabras. Si, ella era así, cerrada
o hace mucho tiempo, pero no quise decir nad
e que? -cuesti
ser
e no necesitaba casarse con el rey pa
e despierta?-pregunto acurruc
cances de nuestra madre, no se quedaría tranquila
me pareció lo más adecuado al ver que estaba tomando este asunto con seriedad y yo no quería desilusionarla
, suponiendo que tal vez ella pod
ro siempre me siento mej
ntiéndome decepci
r y no yo-dijo casi en tono avergonzado-sea
hacía por ella era prestar atención y escucharla, nada extraordinario que otra persona no pudiera h
cirle lo que pensaba acerca de esa carta, no quería ser yo quien rompiera sus esperanzas. Corre
su lectura. La sonrisa en su rostro me recordaba esas mañanas de mi infancia en las que, al bajar a desayunar, un hombre alto y buen mozo tomaba mi diminuto cuerpo para sentarme sobre sus
ncia grasosa, pero con un agradable olor a limón, sus patillas canosas eran prueba de lo
el de su rostro se había oscurecido por el sol estos últimos años, el tener qu
us ojos marrones, muestra de que él me los había heredado, para de
o asiento junto a él mientras nuestra única sirvienta me servía el desa
on fue que enviarían una carta-advirtió mi
os hoy puedo disfrutar d
os reclamos de mi madre, pero era una oportunidad qu
para allá, pero que a pesar de su edad siempre lo traía de regreso a casa, En algún momento de la conversación salió a relucir las quejas que mi madre le daba sobre mí, a veces mis pensamientos me llevaban a creer que entre sus dos hijas hab
o y al levantarme la curiosidad me llevo hasta la oficina de mi padre donde sospeche que mi madre y Jane debía estar, pero llegar vi
- le pregu
o ella con las me
que esté a nuestro alcance-aseguro fr
bueno, les daba algo en que pensar y de esa forma olvidarían un momento la miseria, según mi madre, en la que vivimos. Jane
el campo era refrescante y a veces me ayudaba a pasar a la siguiente página, no podía imaginar mi vida