6 de Enero (Libro I)
n mirándome. Es que había comenzado mis vacaciones de la peor manera posible. Lo que debía de ser unos días tranquilos
insolente chico me ayudara con mi problema. Otra opción no tenía, mis amigas se fijaron en el mapa y el próximo l
ró otra manera de disculparse ofreciéndose a cambiar él mismo las ru
mi auto lo que nos ayudaría a llegar a la gomería más cercana para reparar
sido por la insistencia de mis amigas quizás no hubiera aceptado la ayuda de estos chicos y hubiera esperado a que amaneciera para poder solucionar mi problema y
lo único que podía darme cuenta era que, todos ellos eran hijo de papi. Chicos mimados que estaban acostumbrad
s al ser muy tarde o ya estaría cerrando o nos diría que volviéramos al día siguiente. Entonces nos dirigimos directament
a estábamos en San Clemente del Tuyú, nos detuvimos para charlar. Pero ¡Vaya sorpresa! Quizás en serio estábamos destinado
enido que escuchar me dijera bruja dos veces y lo peor, que me haya tenido que disculpar por el golpe que lo tenía más que merecido. Sin embargo, mis amigas que estaban más que emocionadas porque ya habíam
nso quizás fuera una señal de que debíamos de estar juntos. ¡Ya lo dije, absurdo! Eran unas tontas, si ellas querían vivir una aventura amorosa de verano
mos, ya no siento el tra
enía manejando con el culo contraído por temor a que vuel
n – concuerda
estábamos respirando tras todo el embrollo, pero cuando la camioneta se estacionó a un costado nu
en qué lugar les tocó a los chicos – la miro a Any y
se me ocurrió mientras tomaba
uieran. Disfruten. Yo me ocuparé de todo, iré por las llaves y llevaré la
gran sonrisa en su rostro. Se acercó a mí y me plantó un beso e
fono, descansa que lo tienes merecido
upuesto
énes. Rápidamente me dirigí hacia la recepción en busca de las benditas llaves. Estaba muy cansad
de. Alejo estaba a mi derecha con su rostro bonito y su sonrisa socarrona pensando en lo que diría mientras seguía observando muy detenidamente, sin importarle
amigas te dejar
ién? Acaso te olvidaron, creí que
iaje, eso sin mencionar que de camino aquí me encontré con una chica muy bella, pero muy... ágil – dice esto último con una sonrisa pícara, hab
ero es verdad era más que seguro que necesitaba d
a, ya
os pies en el suelo fue tras una mujer que dijo, podría ser la madre de sus hijos. Mientras
señor anciano y ermitaño. Pero mi risa desapar
é suc
íes eres aún
ecir? – tartamudeo sorpr
us palabras y su excesiva confianza, aunque agradezco que esta vez no me haya trat
me había dejado sin palabras. Aunque me había dicho que era una rezongona, lo cual er
omando sus pasos colocándose a mi lado
e él quien me venía molestando en la ruta y me hizo rabiar como nunca. Y, aunque yo no lo podía ver porque tenía los vidrios tintados, él a m
tan rápido, podría estar errada. Debía de mantener mi espacio y ver todo el panorama, no iba negar que
apo. Es dueño de un cuerpo tonificado, cero grasas y 100% músculo que, por lo menos hasta ahora,
sus piernas bien definidas adornadas por ese short de jean, que su vez marcaban un muy terso trasero. ¡Wow! Es un monum
iempre lo que quiero, pero lo que más llamaba mi atención eran esos bellos ojos ma
voz volví a la realidad y sentí com
. – No sabía que decir, probablemente me
bre de quien estaba h
dado cuenta que lo estaba examinando de pies a cabeza. Aunque también supo darse cuenta de lo aver
ierta devoción y con unas ganas de comerlo con los ojos, podía darme cuenta que evitaba abalanzarse sobre él y aparentar ser lo más profesional posible
as – Arreglé que nos den cabañas una al costado de la otra porque lo más se
cas cuando se enterasen que nuestras cabañas estarían juntas.
, ¿Qué tendría en mi rostro? – Cuando ríes – me dice contestando a mi pregunta no form
digo sonriendo una vez más ¿Qué ocur
eo que lleva ambas manos hacia arriba – Tranquila no quiero otro golpe. A lo que voy es
pongo – cont
ias veces que le gustaba mi sonrisa ¿Eso es bueno? Mi escasa experiencia con chicos hacía que no su
as situaciones, siempre fui de pasar tiempo con mi familia, amigos y dedicarme a mis hobbies y con más razón dedicarme a mis es
mejores atributos eran mis ojos verdes, pero Alejo era... no sé no entendía como podía tan siquiera fijarse en algo tan insignificante como mi sonrisa. No era la cosa más espec
amos quedé sorprendida. Al parecer gracias a su cara boni
las mejores cabañas con vistas incre
cada rincón de este lugar y sentía que todas las emociones en mi se renovaban. Necesitaba esto, lo necesitaba urgente. Por fin me encontraba aquí sabía que terminaba una etapa importante en mi vida y que ahora v
aber que lo d
te un rato. – Contesto y cuando me giro para verlo veo que sus ojos estaban clavados en mí. –
confundido. Sus ojos curios
nque también escribo, pero es más como un hobby que
as una boxead
que dice siempre que en la sociedad que estamos las cosas se han puesto
irse a mí, me sorprende aún más cuando da unos pasos más cerca de mí - Qué dices si descansas un poc
egarme, me miraban con una fuerza abrumadora que me consu
o solo si te comporta
to. Además, tengo la sospech