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Cómo declararte a tu crush... Sin morir en el intento

Capítulo 3 Dos

Palabras:2751    |    Actualizado en: 17/10/2023

migas. Se ríe como si el chiste que ha contado una de sus amigas fuera lo más divertido del mundo. El viento sopla y hace ond

quito el casco. Sepa dios por qué, pero una señora mayor con lentes tan grandes como su cara, apura a su perro y pasa rápidam

curiosidad, incluso entorna los ojos. Antes, el letrero en letras neón era llamativo; sin embargo, se descomponía repetitivamente. Al final

un bue

s tendrás. Tendrás acceso a lugares inimaginables.

o de generación en generación desde que el pueb

a ventana da al edificio de al lado. De pequeña me gustaba ver a los transeúntes e inventarles alguna historia del por qué se

ra algo ese día, yo conser

cada uno de ellos y la

ento para decirlo, per

o un sonido exagerado de lamento. La expresión de André es diverti

pero no cualquier leche; si no leche de cabra. Mira, las vacas son curiosas, no las critico; pero las cabras son majestuosas. No pode

ro me convirtiera en oso y me pusiera a

do sea

la que r

de edad, usa anteojos para ver de cerca, tiene varias arrugas en el rostro y una sonrisa amigabl

en o pa

en. A mí solo me pregunta si querré lo mismo de siempre,

tamente. ¡Sí, sí! Triunfó el mal, hail Satán. Durante un par de segundos el silenci

comoda en el asiento, me pregunto

No, pa

ú y Ruthy se

diez y ella ha trabaj

lanzado miradas d

ctoria de su dedo y el corazón me da un vuelco. Trago saliva, ¿cómo es posible que no halla nota

uestra preparatoria. La teoría más aceptada es que se trata de un castigo porque lo atraparon fumando mar

Nuestras miradas se encuentran y jadeo. Aparto la vista y tarde me doy cuenta de que segurament

asmo de un cerdo du

ga nombró caballero a un pingüino o que las huellas de la nariz de los perros son como las hu

a y poco

teresa en este momento. Mala no

do. Menos mal no soy bla

André, se rasca distraídamente la barbill

er mi expresión de pasmada porque me contestó con otro da

ento del norte, del sur, costeño. Apuesto a que las

parada para guardar ese dato

que siento algo caliente bajo mi nariz. Al tocarlo

ras que los nombres de presidentes ―di

guarda su computadora. Después vislumbro a André de espaldas a mí y me pregunto si

e enoja. Suelto una maldición y corro hacia el cubículo más cercano en busca de papel. Una vez que me su

con la puerta. Lo bueno es que ni siquiera me duele. Aprovecho para lavarme la cara y echarme un

morragia frente a André, al ver que ni siquiera s

amente miro hacia la mesa en donde estaba Abel y suspiro al ver

bi

ñalando haci

esperando p

pote. André imita mis movimientos y observo atentamente su expresión.

a ceja―. Admite que es

del popote—. La bebida de

a cerveza oscura, por ejemplo, pero no se compara con mi poderosísima malteada. Nos la

intriga, le pregunto la razón por la que estaba en el p

ingeniero

r qué venía de la

estu

ió. No pagan tan mal ¿Y tú? Por un momento me quedo anonada. No creí que fuera tan grande. Se ve mayor que yo, pero p

a ―explico apartando la mir

os ojos en genuina sorpresa―. Yo n

iote

a. A veces, hay situaciones con los niños que me hacen no querer tener hijos. Como la vez que un niño hizo berrinche en el centro comercial porque quería un juguete, pero no se lo compraron.

uiña el ojo. Oh, no. Que ni crea que André es mi nuevo ligue, por dios. No es mi tipo además que solo está

destinado al éxito; es casi como si se chupara mi buena suerte. N

ajo. Sentí un dolor en el codo izquierdo, pero fue más fuerte el dolor de mi orgullo mullido. Inc

ños, creo que sólo me duele un poco el codo y mi panza. De ahí en fuera, mi dignidad es la que está g

se del chisme y a un niño que se carcajea—. Mi va

h, caray, ¿y eso de donde salió? No sangra mucho, pero se ve profunda. En serio, ¿cómo mierda me hice eso? ¿Y por qué no me duele

pañuelo del interior de uno de sus bolsillos—. ¿

rreglar en casa. Ni que se me fuera a salir el corazón por ahí. Aparte, yo al hospital no voy

a cara, sólo

Qué me curaran?

hay un trozo de fierro en el

inieran pues se preocuparían al llegar y no verme. Mamá se puso histérica, traté de calmarla lo más posible, pe

ar, incluso me ofrece un lápiz de color azul para que lo ayude, me excu

rte regio y cabello castaño se acerca—. Ha

enial, lo que faltaba—. Me ha ido bien, hoy me e

deja de lado la ardua tarea de colorear sin s

el doctor—. ¿Está segura de ir?

os ojos en señal de irritación.

ada, es lo

hablo con tus padre

estrangula. Papá igual me abraza y le echa un vistazo a la herida, no dice gran cosa, más bien se pone a charlar con el doctor Flores. Son amigos desde la preparatoria

l hecho de que sus brazos y cuello estén repletos de tatuajes no lo hacen una mala persona. Ya ni Ruthy se puso a

l doctor Flores. Los tres están apartados,

ar, esta vez no

r David y Fabrizio—. Ruthy me conoce desde niña, el tipo ese que decías

i nombre. Me levanto de un brinco y entro a la sala. Mamá insi

ea como siempre y yo espero que este infierno termine. Me ponen la vacuna del tétanos, maldita ag

banca y sonríe el vernos. Mamá comunica lo que dijo el doctor, pagamos la cuenta

ra irse, amigos como eso

erer alejarse. André me ayudó mucho trayéndome al hospital y esperando.

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