En las sabanas de un Telesco
ese pueblo me sucederían
irecto a un pueblo que no figuraba en el
ver que ni siquiera figuraba en los mapas convencionales, ni siquiera
a responder mis preguntas, repitiendo la misma letanía: "Te lo ex
oso automóvil, para finalmente subir a un avión privado cuyo esplendor me dejó boquiabierta mientras contemplaba el amanecer desde
ndo una conversación casual, mientras nos dirigíamos hacia el automóvil. La tensión en el a
rá que pasar por otros chequeos médicos —le
rraspeó mi padre y cerró
al. Mis padres mantenían la compostura, pero podía percibir su preocupación en sus gestos y
s se movían de manera sutil, tratando de ocultar nuestra conversación de la mirada del conductor a través del espejo retrovisor. "No digas ab
os ni cuál era la razón de tanto secretismo. Además, el agotamiento acumulado por la falta
conciliar el sueño. Sin embargo, cuando volví a abrir los ojos, nos encontr
y me desesperaba saber qué demonios esta
varios militares con cascos y arma
n a bajar la
intieron con la cabeza y, con una indicación de sus man
y lo que vi a continuación
so ante
istancia significante. Perros paseando con sus
a impresionantes mansiones que ocu
saba nos miraba con curiosidad, intentando
a ningún sonido y de pronto vi locales de
n vecindario común. Supuse que era un pueblo g
or título: "Bienv
un sitio igual. Ni siquie
s padres que supongo que sabían qué hacer. Les estaba dando el contro
o frente a una d
ban. Frente a la enorme casa había una fuente con ángeles que escupían agua
luz del sol no llegaba o al
queña casa en la playa en California. Estaba
del asiento y la apreté para hacer
cada de un cuento de hadas —hablé
¿
e nos calló a las
—nos anunci
el auto, mirándonos, y lue
e la mañana me g
o, habíamos viajado durante horas y quiz
y no había ni una sola nube en el ciel
aconsejó mi madre—. Al meno
mos que caminar hasta la casa porque no tenía a
con su hija Evangeline Brown de dieciocho años, en
o nuestros pensamientos segu
amos? —le pregunté en voz ba
gar, Evangeline —res
eró y volví a mirar la mansión con más
ca
tra
a de la maleta con fuerza. Mis padre
ando en pánico—. Allí está la abuela Gyli, están mis amigos, mi escuela
dó de otra. Me lanzó una mirada que me fulminó, se metió en mi cabeza y logró manipul
s de echar
ez que me enfrentaba a ellos? Podían estar días sin hablarme por
a mi casa (cosa que nunca iba a considerar), nos recibi
oméstica: vestido negro con un delantal
lo rubio recogido y ojos de un tono cara
recibió, abriendo la puerta de par en par—. Me
calofrío rec
staba es