Mi amor de cuentos
ber podido continuar en la escuela que tanto amaba y la razón era la mism
uerida niñera pagó una cuota mensual equivalente a su salario durante dos largos año
odo por mi tranquilidad, en detrimento de la suya. Quedaba ahora por estar aún más agradecida con ella
una versión menos llorona de una princesa de cuentos, que m
ila. Si no fuera por el clima helado, me atreverÃa a deci
ación de la escuela secundaria e iba a ser la mejor
isfrutando de la compañÃa de un buen libro, y admirando de vez en cuando la belle
da que fuera mejor con un domingo po
recÃa inquebrantable, la amargura de Enya no ta
e apartaron con absurda velocidad de la página del libro y se fijaron en su
hora? -pregunté, sin ánimo de alargar la co
e Melina en esta casa, te sugiero que bajes la cresta
arse hasta que casi
las palabras de Enya fueran incapaces de agruparse en oraciones
decir? - Sentà la cara frÃa de alg
de de si me obedeces o no,
lma y mi corazón temblaron como si estuvieran rodeados por una inmensa cúpula de
jecidos se curvaron en la s
a a mantenerla como sirvienta, nada legalmente me impide trasladarla a la sastrer
emente los feroces ataques de Enya y Selina, en detrimento de mi fe
s hombros. Incluso después de tantos pasos hacia lo que yo creÃa que era la luz. No vi ni la sombra del camino que me sac
e unió de repente el timbre del teléfono
nto, me devolvió e
La voz de mi institutriz era tan suave y
hacer, probablemente más del
Ferrari? -Ni siquiera sé cuánto tiempo ha
ontraron la manera de transformar el motivo de e
habitación ahora, te garantiz
decidida como siempre. Fuera lo que fuera lo que le pasaba por l
n a la pequeña habitación de la criada tan rápido que pude visualizar
impresionante vestido amarillo bebé, extendido sobre la cama individual. Luego los
ce? –- Preguntó mientras tomaba l
mo y más secreto boceto que Padre habÃa hecho en vida. La única herencia que
eÃble. - Las lágrimas bañaban por comp
antemente prohibido llorar, est
ndo de felici
arla ni besarla, pasó la ropa a mis manos - Lo que tienes que hacer ahora es correr al baño y p
vestido, o cuánto costó toda esa seda. Pero ir a la fiesta está completamente fuera de discusión, Melina. No quiero cabrear a la perra, es
ue quiero es ver esa nube de tristeza flotand
uier argumento que usara para justificar mi posición ser
no tardó en reiniciarse. Hablamos del hecho de que Melina se ofreció como sacrificio y
or Dios, Melina, me preocupo demasiado por ti como para de
Ãas lo mismo por mÃ,
a que tenÃa. No habÃa nada en el mundo que no harÃa por ella. Como era una verdad demasiado obvia para neg