Cita a Ciegas con un CEO
te en silencio, la única diferencia era que ella estaba ansiosa por decirle miles de improperios, no le importaba que fuera su jefe, tampoco que recién había comenzado a trabajar ahí; m
ocura y las personas caminaban a toda prisa por sus calles, era algo casi imposible, pero hab
chica lo miró extrañada, pero acató su orden sin problemas, cuando por fin
ocurra decir ni una sola palabra, eres un cretino ¿quién demonios te crees que eres para llevarme a tu habitación haci
era conocieras a ese hombre con el que hablaste
comiences a darme explicaciones o mi primera acción será salir de aquí e ir en busca de mi abogado para acusarte, no me
rutando mucho anoche -justo cuando Chelsea se disponía a darle riendas s
esde cuándo tengo que yo que pe
evaría de forma más íntima con alguien así, lo supo desde que la vio llegar con sus tacones enormes y su cartera sujetada del pliegue de s
uetamente después que ella lo
nista no quería dejarme
bajando Larissa ¿
zadora a Chelsea, no hacía falta conocer el contexto para saber que algo estaba sucediendo ent
dor de su cintura, después de su ausencia en la cita que se suponía tendrían la noche anterior, él tenía ahora la oportunidad perfecta para quitársela
co haberla engañado y acostarse con ella, ahora, el hecho de que él estaba en una relación amorosa lo hacía todo peor. Ese hombre con el que había estado no tenía ni una so
a a Steve de nada, lo único que le causaba un poco de satisfacción era saber que él, al igual que ella estaba ahora entre la es
-insistió la ex
unos poc
a caminar desabrochando los botones de la blusa que traía puesta aseguránd
da teniendo citas con personas a las que no has visto ni una sola vez, cualquiera podría aprov
pasar por mi cita, eres un depravado, un cínico y sucio cochino y te lo voy a dejar bien claro, tengo miles de maneras de convertir el resto de tu vida en un infierno y acusarte es solo una de esas maneras, creo que las demás serán mucho mejores. No tienes ni idea de la gu
la barra me ha salido con garras afiladas, eso que
omo una droga para ella. Todos los detalles de los que se estaba dando cuenta ahora, la hacían recordar la noche de desenfreno que recién habían tenido y todo el placer que sintió, eso sin mencionar que no salía de su cabeza que esa chica alta lo estaba esperando en su oficina y probablemente tendrían sexo
pides, pero te advierto, no te parecerá
rta-¡Ah! Por cierto Chelsea, solo una cosa más, no te confundas, esta es mi empresa y aquí, tú eres mi trabajadora y yo tu jefe, no te