¿Mi mate? ¡La odio!
a muy desgraciada rompió mi vestido con una de sus garras. No pensé que en forma humana pod
su abrigo ante los ojos de los otros invitados. Me
n? -preguntó él, co
rabia subió a mis mejillas y me dejó de un color rojo el rostro. -Quie
ara que me buscara y lo arreglara todo. Quería volver
posa y estarás bajo mi poder para siempre. -la voz de Mark
erca de mi boca, él quería demostrarme que yo era suya y no podía decidir mi propio destino. Sentí como su piel roz
l volvió a verme con los ojos llenos de odio y me hizo a un lado
adolescentes. -dije con fastidio, era un d
que me detestaba. El frunció el ceño y se
a a tu lado. -contestó, su voz se oía quebrada por la rabia. -Me han castigado, eres mi
No me salían las lágrimas por la confusión. Mi memoria no me permitía saber que era lo tan terrible que le había caus
amente, Mark me condujo
lando mi lado de la cama y la ro
ida. No le daría el gusto de ponerme esa ropa, prefería dormir con jeans a complacerlo a
mi nuevo hogar. -suspiré, al tiem
entana que podía ser la clave para un posible escape. Como me esperé, Mark s
ia un comedor, donde abrí el refrigerador en busca de algo que me saciara. El lobo apar
una? -preguntó con desprecio
, por lo cual debía caerle sumamen
mbre. -busqué de
ese entonces, deberás sobreviv
fieres? -preg
a los humanos que conoces... -negó con la cabeza, su tono era burlón y afila
casarme. -dije de inmediato, est
os que pueden ser los lobos cuando comienzan una cacería. Tú serás
ue me odiara, el quería que yo fuera su espo
siquiera te ha dicho la verdad. -Adren me enfocó en sus ojos de lobo, tan fero
rrorizada, aquellas palabras eran muy fue
r cuanto duras allá afuera, sola, hasta llegar a tu casa. Ere
mí, de terciopelo. Se veía perfectamente lo que albergaba dentro, un vestido de novia, blanco como
ue me protegiera de los otros lobos, que me quitara todo este sufrimiento. Tomé la caja entre mis ma