La princesa y la espada
empezado a caer, ella sentía que el frío taladraba sus huesos, aunque no sabía si era el frío o la fiebre que tenía de
mos meses que sentía que ya no podía más. Ya había agotado todas sus fuerzas, su espíritu h
y despreocupada como la princesa del reino
aunque algo estricta, y un hermano menor que aunque
deberes como princesa, ella jamás se imaginó que su vida pudiera cambiar tanto, que todo lo que conocía pudiera desapa
el trono, mato y destruyo todo cuanto ella amab
r sus ojos, ahora su realidad era completamente diferente, estaba encerrada en un frío calabozo con la espalda lacerada por los latiga
la cual había sido atacada unos días antes, ellos habían recibido un mensaje pidiéndoles refuerzos, su padre había marchado a la frontera a encargarse
ados al castillo y dijo que eran para poder protegerlos mejor, pero después de una semana de que su padre había marchado, él dio la orden a sus soldados de que mataran a todos
eía, era difícil saber cuánto tiempo había pasado desde aquel día ya que en ese lugar con
quel terrible lugar, hasta que hace unos días, uno de l
so se le podía
ia de que su pa
o y sintió que su vida se desmoronaba en mil pedazo
estaba muerta y nadie iba a ir a r
al guardia en la entrepierna dejándolo tirado en el suelo retorciéndose del dolor y salió corriendo a
pasillos hasta llevarla de regreso a su celda, el guardia estalló en ira por el golpe que ella le había dado;
desatado toda su ira se fue de
en su celda y se acostó boca abajo, la espalda le dolía y le quemaba como una llama ardiente, la sangre
fuerte ruido al tirar su comida al suelo, y al ver el estado e
no tener que venir a este mald
ugar, ella intentó levantarse para poder lavarse un poco y comer alg
nto, así que cerró sus ojos, esperando a que la muerte fuera a buscarla y así