El contrato y el CEO
una persona que valora su soledad como muchos otros del mundo, sino por qué,
o de cama cada vez que quiero y modestia aparte, no me faltan buenas opciones. Me llaman libe
z él ha proyectado en mí una especie de culpa por no tener una familia completa, los niños de hoy en día están acostu
hace unos 6 años de la empresa Lujuria lencería... mi
ra, a pesar de tener tantos por debajo de ella, sabe ser elegante y articulada en todo l
stos papeles al doc
o temblé y ella percibió mi so
ís. Mi hijo vendrá del extranjero y tomará mi lugar en la presidencia, pero no quiero que co
un jefe como usted,
paraíso que era aquella empresa yo tuve que sufrir mucho a manos de jefes acosadore
es un bu
de 26 años, y el primogénito Benicio de 37 años. Lo que siempre la molestaba era que ninguno de los dos quería
es que esperaban en la parada de autobús y arreglé mi falda secretaria. Luego conseguí un taxi y entré, pedí que me llevara al centro y llegué
egar unos documento
mpre fue descortés conmigo, ella sabe bien lo que
sobre su
onta, sabes que aq
su oficina. Abrí la puerta y luego la mirada de él dio
entos que doña Sandra
es con mi mano y nos
odo lo que vi
a secretaria que llame a la empresa y le diré al
eso, Débora y tú
Había aprendido bien dónde me gusta que me toquen las pocas veces que le he dado ese p
los, subiendo mi falda negra, col
Con
mos siempre tuve que exigirle eso. Él no tenía, tomé una de dentro de mi escote
preferiblemente sin cargos. ¡Con John, con los accionistas y con cuantos quiera! Aquel
allido intento de silenciarme, y no me importaba quién escuc
mo, su secretaria me odiaba... sabía exactamente lo que ocurría entr
aria me miraba de arriba a abajo y yo insistía en salir aún cerrand
n, patrón? – Ella pregu
un café! – John
vos para revisar. Culpa del cambio repentino de dirección... entré en la oficina de Sandra para dejar una carpeta sobre su escritorio, había un álbum de fotos
un hombre m
lla de mamá en breve. Tenía la esperanza de que fuera ese tipo moreno con cara de mafioso,
ijo viene a quedarse conmigo los fines de semana
buena gente co
lamada y era
la m
, ¿est
n usted
ar, pero la medicina de tu
é que ella me contaría u
xac
aré mañana tempr
uerida, quéd
sufre del mal de Parkinson, yo no gano tanto como para mantener dos cas
No es por eso que me quito todas las frustraciones desabrochando los pantalones de lo
rtirse tanto como a mí. La rutina nos ha dejado un