Mi vida en tus manos
or Omn
ir a dormir a casa y descansar, pero luego de meditarlo por unos segundos decidió que lo mejor para tranquili
ras más
r hermosa que encontró en el bar al que fue hace unas horas y como ya es tarde, decide que es hora de despachar
vez por todas. –En una hora debo ir a trabajar y no quiero desperdiciar mis últimos momentos
espierta y mirándolo con sorpresa le
hazme caso– Le ordena nuevament
on las tres de la madrugada, un horario demasiado peligroso para que una mujer como ella se encuentre deambuland
que te llevará a dónde le pidas. Pero vete rápido que ya me e
enta de que no le ha quedado nada, razón por la que avergonzada le hace saber que por
. –Pero bueno, no importa. ¿Cuánto dinero quieres?– Le
u comentario ha sido muy desagradable, pero como a él no le importa, lo único que h
l rostro –Ahora que ya te pagué, me iré a duchar y cuando salga es
Grita saliendo de la
jer la ignora, ya que tiene muy aclarado en su cabeza que lo único que bus
chófer dejo a la muchacha en su casa a salvo y al co
oras d
su celular no deja de sonar, ya que una llamada está ingresando, pero antes de atender se fija la hora en
Pregunta completamente molest
dubitativamente le comenta que la señorita Ana Carla Fritz acaba de llegar y presenta una sintoma
ones de la clínica, yo en veinte minutos estaré allí– Le ordenó preocupado,
un pantalón de vestir azul, junto con unos zapatos negros. Bajó al garaje d
de consultorios externos, que es donde atiende a pacientes mayores de edad, que aún no saben que es lo que tie
y justo cuando estaba por llegar a su destino lo intercepta la doctora Blanca Arrizo, un
punto que pareciera que respira el aire que exhalo el hombre. –¿Quieres que e
con una paciente que acaba de ser ingresada. Claro además de los que debo atender durante el día, pero c
iva, pero no genera nada en el, ya que considera que esas dos noches en las
jeres o personas en general, que no entiende
y aunque al principio aseguran aceptar las condiciones, luego tiene que volver a explicarles que n
un principio que no busca nada y mucho menos enamorarse. Le parece que son personas masoquistas que aman el suf
l ascensor se detiene. Ingresa a la sala de oncolo
oder verlo, ya que se encuentra muy asustada porque le ha estado sangra