Habibi: Un amor imprevisto
ab
desp
, con tu familia―ordenó Julio al otro lado de la línea, se escuchó quejas, lue
ntesté en un ton
acer eso, no por qué desde que llegaste a esa empresa y t
casa. ―dije
en el sillón de tu departamento y comiendo helado. ―torcí los labi
dido aplicar como una admini
rindas. ―escuché a Luis cerca. "Déjame hablar con ella también
S
rte a trabajar a la panadería de la f
ncieramente, quiero tomar lo últim
tus servicios. Si en ese mes no encuentras, regresa con nosotro
ropa sin doblar, la conecté cuando estuvo casi de acabarse la batería. ― ¿Qué es lo que harás, Isa? ―toda la tarde me dediqué a enviar solicitudes en línea por todas las empresas de Toronto, desde mi lugar podía ver el hermo
ajo?" ―mi hermano Julio volvió a preg
bien, me habían finalizado el contrato antes de tiempo por problemas, estaban en proceso de declararse en bancarrota. Así que fui una de las afortunadas de obtener un poco más de dinero para sobrevivir unos meses en lo que encontraba un trabajo. Pero ya son tres meses que no podía encontrar un trabajo para lo que habí
moví para acomodarme de nuevo, tiré de la frazada y me cubrí hasta la barbilla, pero esta dejó descubiertos mis pies. De nuevo sonó mi celular, entreabrí mis ojos, estiré mi mano sob
chez, ¿Y allá? ―mi
escuché eso, me senté de inmediato de un movimiento―Tenemos una vacante solamente para el día de hoy, tomamos en cuenta ya que es recomendada p
on las cinco de la mañana. No era de noche, me había quedado dormida toda la tarde de ayer y la
a. Gracias―dijo amablemente la
que no me desanimara. Decido desayunar antes y rápido, mi mente es un tornado de imágenes de lo que podría ponerme para la entrevista, había ropa que...por mis kilos extras, ya no me quedaba del todo bien. Pensé que eso tenía que terminar, caminaría más y me ejercitaría por las mañanas o al llegar si conseguía el trabajo, me levanté y me dirigí a la cocina revisando lo último que me quedaba de comida, preparé un café súper cargado, luego tomé las últimas piezas
para que te tranquilices, tengas un poco de fe
l edificio, no tengo auto así que toca cor
e no lo estaba haciendo, lo puse en altavoz y seguí en el armario, elegí un conjunto de ropa de dos piezas, saco y fald
. ―murmuré eligiendo las medias, los za
uis al otro la
llegando a tiem
omo te va! ―exclamaro
da, luego la blusa estaba de "Mírame y no me tientes" pero era lo mejor de mi armario, había vendido mi ropa hace semanas atrás, quedándome con lo mejor de mi armario para posibles trabajos, ahora, por vagar en el sillón con helado todos los días... había subido de peso. ―Tu puedes...―me refería a los dedos en los botones de mi blusa, si me encorvaba, estos se soltarían como pelotas de golf contra quien esté frente o cerca de mí. Recogí mi cabello negro en
abía gente que estaba entrando al edificio. ―Respira, tú puedes. ―caminé al interior y cuando crucé aquellas puertas giratorias, me quedé impactada con la belleza del luga
ita? ―una hermosa mujer alta, rubia y con un
.―me aclaré la garganta―Soy Isabella Sánchez Fi
nombre de quien la llamó
alzó sus cejas con sor
istente personal del señor
como una administradora. ―ella arrugó también su herm
arios empleados, estaba sorprendida que a esta hora estuvieran entrando a traba
ador, bajaban en sus pisos, hasta que me quedé totalmente sola. Las puertas se abrieron cuando llegué al último piso, una señora con gesto serio
igueroa? ―afirmé. ―Puedes seguirme, el