—Tendrás que ponerte a trabajar.
—Estoy consciente de ello.
—¿Qué piensas hacer?
—¡Pues buscar un trabajo, que más! — Exclamo entre risas nerviosas mientras resoplo con fuerza, recargando mi frente en mi escritorio.
—Astrid, sé que tienes mucho estrés en la escuela, pero cariño.... de verdad ya no podemos seguirte ayudando.
—No tengo estrés de la escuela, mamá, es sólo que.... me siento mal, siento que soy estoy siendo egoísta.
—Para nada, cielo... estamos felices de que estés estudiando en la universidad, tu papá y yo estamos orgullosos de ti.
Giro mi cabeza para ver a mi madre, ella me dedica una enorme sonrisa cálida y suave, acaricia mi cabeza con delicadeza y luego deposita un pequeño beso en mi frente. Cierro los ojos por unos momentos y un suspiro se me escapa.
—Lo bueno de conseguir un trabajo de medio tiempo, es que, podré tener dinero en mis bolsillos... claro, siempre y cuando me quede después de hacer todos mis pagos— Lo último lo murmuro para mí, más que hablar con mi madre.
—Te dejo estudiar cielo, te aviso cuando esté lista la cena.
Asiento levemente con la cabeza y observo como ella abandona mi cuarto, cerrando la puerta detrás de ella. Una vez que estoy sola, suelto un pequeño suspiro y sigo mirando en aquella dirección, pensando en donde podría conseguir un trabajo que se acople a mi horario de clases y lo único que se me ocurre es, tomar un trabajo nocturno.
Decido dejarlo de momento y volver mi atención a mi tarea, mañana me espera un largo día y no tanto por la escuela, ya que mañana es sábado, sino porque me tocará ir de puerta en puerta buscando un trabajo, sólo espero que pueda encontrar algo rápido.
Termino mi tarea y mi madre me avisa que la cena está lista, cierro mi libreta y libro, me estiro con toda la flojera del mundo y me levanto de mi silla con lentitud, me siento como si fuera un perezoso, camino hacia el comedor y veo a mi mamá poniendo la mesa.
Arrastro los pies y me siento en mi lugar, apoyo mi codo sobre la mesa poniendo mi cabeza sobre mi mano cerrando los ojos, un suspiro se me escapa, todavía me siento un tanto aturdida por lo de mañana.
—¿Qué sucede?
—Tengo miedo, nunca antes había buscado un trabajo.
—Tranquila cielo, todo irá bien.
—Eso espero, si ahorita estoy nerviosa, no me quiero ni imaginar cómo me pondría cuando esté preguntando por un trabajo.
—Bueno, tienes todo el fin de semana.
Resoplo con fuerza y estoy a nada de poner mi frente sobre la mesa, pero me detengo al ver que está mi plato de comida frente a mí; ¡casi termino estampando mi cara contra mi comida! Menos mal que he revisado antes de hacerme para adelante. Me acomodo en mi lugar y me dispongo a cenar, quiero irme a dormir temprano.
—Por cierto, cariño, ¿Cómo te está yendo en la escuela? ¿Cómo te va con el novio?
—Bien y ¿Cuál novio? No tengo desde hace un año— Me río entre dientes por mi soltería— No me gusta estar sola, pero tampoco es que tenga mucho tiempo para estar con alguien, la escuela me absorbe demasiado tiempo.
—No digo que debas tener novio cielo, pero no se te olvide que los amigos en la vida son importantes.