POV KATERIN
Que te quieran obligar a casarte con un tipo mayor es una maldita desgracia, mi padre está perdiendo sus empresas por un mal negocio que lo ha llevado a la ruina, tanto es su desesperación que me casara con un empresario Italiano, no quiero tener que casarme con ese hombre, tengo mucho miedo de que mi vida termine de esa manera, jamás he conocido el amor, jamás he interactuado con un chico de mi edad, mis padres me mantienen encerrada en esta mansión, no sé por qué o con miedo de que, ahora dicen que lo mejor para mi es casarme con ese hombre que me llevara a vivir a otro país con un idioma diferente.
Estoy decidida a escaparme y no volver a saber nada de mi familia. No dejare que terminen con mi juventud de esa manera solo tengo diecisiete años, no me parece justo que me hagan esto.
Salgo por el jardín de atrás solo con mi bolso, en el llevo mi celular y algunos dólares que pude tomar del bolso de mamá y de unos ahorros que tenía, también llevo una ropa de cambio, creo que no sacare nada mas de aquí, pues no quiero recuerdos de este maldito encierro, de esta cárcel en la que he vivido por tantos años.
Voy por la autopista, no se para dónde coger, ni que hacer, lo único que se me ocurre es ir para la playa, viviendo en un lugar tan hermoso como lo es Miami, no he visitado mucho el mar, pues las pocas veces que lo hacía era con mis padres cuando aún era una niña, después de que crecí no me trajeron más por temor a que algún hombre me mirara, eso es una estupidez, pero sé que es así, que por eso mi padre no me volvió a dejar salir de casa.
Llego a la playa y me dedico a caminar cerca del mar, a observar lo hermoso de todo este lugar, necesito pensar a que parte me iré, pues apenas mi padre se dé cuenta que me escape me buscaran y me llevaran de vuelta a casa.
Veo que hay unos hombres que me observan muy raro, siento algo de miedo así que corro, pero ellos son más rápidos que yo, me toman a la fuerza y uno de ellos me quita mi bolso, mientras los otros intentan ultrajarme, quieren besarme a la fuerza, lucho con todas mis fuerzas, pues jamás permitiría que mi primer beso fuera con un bastardo como esos, caigo en el suelo, mientras un chico los golpea, y recupera mi bolso, quedo como una estúpida mirando los hechos, me siento como una princesa a la que la rescatan, pero este príncipe es algo diferente, no sé qué tiene que me siento muy rara al verlo.
No puedo evitar estar nerviosa y derramar algunas lágrimas, pues jamás había vivido una situación como esta.
-Tranquila, todo está bien, no te preocupes, yo te cuidare -dice aquel muchacho desconocido, no sé qué me pasa, pero en un impulso lo abrazo fuerte, siento que en sus brazos estaré segura.
Me invita a un lugar donde vende sodas y nos sentamos, bebo un poco de la mía, pero no puedo parar de mirarlo, él me sonríe y siento mucho bochorno de que sepa que lo observo.
-Quiero agradecerte por lo que hiciste por mi hace un rato -expreso
-Eso no es nada, no podía dejar que esos tipos se aprovechen de ti, ¿pero dime quienes eran y que querían? -pregunta muy curioso.
-No lo sé, jamás los había visto en mi vida, es solo que me escape para estar un
rato sola en la playa y ellos al verme quisieron aprovecharse -explico.
-Que miserables, pero no te preocupes, yo te llevaré a tu casa y así estarás bien.
-No, por favor, no quiero ir para mi casa, iba a llevar un poco de sol y broncearme,
antes de volver, estoy muy pálida -señalo mi piel, creo que es la excusa
perfecta, como le diría la verdad a un hombre desconocido.
-Qué tal si te invito a una fiesta en la playa, mi familia y yo estamos celebrando los quince años de mi hermana y … así no estarás sola -indica.
Acepto encantada será la primera fiesta a la que valla además aun no decido que hacer ni a donde ir.
-Me puedes decir cuál es el nombre de mi salvador -pregunto curiosa sonriendo.
-Me llamo…
-Julián, ¿Por qué rayos dejaste sola a tu madre que no te pedí que le ayudaras? -dice un hombre mayor, que juraría es igual al chico que ahora conozco su nombre, Julián.
El señor desconocido me mira algo extraño, pero no me da miedo, pues se nota que en este lugar todos son muy buenas personas.
Paso un rato increíble, este lugar esta de ambiente, la familia de Julián es muy divertida, sobre todo sus primos y hermanas, sus padres se ven que se aman mucho, no se separan ni un segundo, son todo lo contrario de los míos, pensé que eso solo sucedía en los libros que leo.
Jamás había probado cocteles con alcohol, son deliciosos, pero me siento algo ligera, mareada.
Un joven se acerca a hablar conmigo, se llama Cristian, es muy simpático, me invita a bailar, y no para de insinuarme que le gusto, pero la verdad, no estoy muy interesada.
-Cristian, ella viene conmigo -dice Julián en un tono bastante fuerte, el chico se aleja alzando sus manos en forma de derrota.
Julián me invita a caminar por el lugar y yo acepto, creo que necesito algo de paz.
Me siento muy mareada, creo que el alcohol hace estragos en mí.
-Tú me pareces muy divertido y muy guapo -digo y lo beso, siento como mi cuerpo se estremece y mi corazón late fuerte, se quiere salir de mi pecho, sus labios son tan suaves, me siento, perdida en ellos, me dejo llevar por su boca, nuestras lenguas se encuentran, y todo en mí se altera, me separo de él al sentir que ya no tengo aire, lo miro a los ojos y son tan hermosos, reflejan sinceridad, su cabello, es algo cobrizo, un corte ni tan corto, ni tan largo, sus labios son en un tono rosa, su piel es muy blanca , tiene un arete negro en sus orejas, una nariz perfecta, es alto y de cuerpo atlético, es maravilloso.