Me encuentro frente al tocador, arreglándome para ir al casino. Ni siquiera me gusta, solo juego a la ruleta, donde siempre hay viejos alrededor con miradas lujuriosas y codiciosas, con hambre de apuestas y sed de sexo «Iuhg». Todo por mis amigos y sus estúpidas ideas de que debo salir más y dejar "mi cueva"; sí claro, como si algo fuera a cambiar por ir al casino. -¡Lina, se hace tarde! -me grita Sole. La quiero, lo juro, pero cuando me apura me dan ganas de sacarles los ojos con el rímel.