Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Destinada a mi gran cuñado
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Extraño, cásate con mi mamá
A media noche el llanto de un bebé resonó en todo el castillo. El niño que había nacido esa noche de luna llena seria el próximo rey de aquella fortaleza que se encontraba situado en lo más alto de la colina. Su padre el rey Bardas emocionado por el nacimiento de su primer hijo varón miraba a su pequeño con admiración una vez que estuvo aseado. Sus ojos brillaban con enardecimiento al saber que el chico había nacido sano y fuerte.
En algunos años más el muchacho tomaría su puesto como el nuevo rey del castillo Luna de plata. Era importante para el rey que su hijo creciera con la fortaleza, habilidad e inteligencia que poseía él mismo para gobernar. Necesitaba a alguien valiente que careciera del factor miedo, siempre que estuviera dispuesto a defender los suyos hasta la muerte.
Bardas ya no era tan joven como antes, y por muchos años intento procrear un hijo pero por desgracia el útero de su esposa la reina no era tan fuerte como pensaban muchos. Todos sus hijos no lograban terminar con éxito, hasta que llego Eren. Contra todo pronóstico el chico había nacido saludable. Eso quería decir que sería un gran rey algún día. Pero para ello debía pasar por muchas pruebas que su propio padre le asignaría, era indispensable poner a prueba su valentía.
[…]
—Eren hijo mío, sé que ahora eres muy pequeño para comprender lo que te voy a decir pero quiero que sepas que todas las decisiones que tome de ahora en adelante son por tu propio bien.
—¿Qué quieres decir padre? Le pregunta el joven a su padre con expresión de confusión.
—Eres diferente al resto de la humanidad hijo mío, muy pronto lo vas a descubrir y yo estaré a tu lado para guiarte.
Bardas se encontraba sentado en su trono mientras que su hijo permanecía de pie ante él. El viejo le hablaba con sabiduría a su hijo, esperando que el chico entendiera que tenía un gran futuro por delante y con ello muchas responsabilidades. Luna de plata era una comunidad muy grande la cual necesitaba un gran líder.
—¿Cómo diferente padre? No entiendo de qué me estás hablando.
—Lo entenderás en su debido momento. El rey mira por la ventana admirando la oscura noche. —Estas muy cerca de saberlo Eren.
Algunos años pasaron y con ello Eren se volvió un adulto desconociendo la verdad de su naturaleza. Pero una tarde oscura, con el cielo lleno de nubes grises padre e hijo se encontraban en el cementerio observando como la reina era sepultada. Por desgracia para la familia real habían perdido a un miembro de la familia, el chico no comprendía como era que su madre había muerto tan de repente. Y nadie le decía la verdadera razón, su padre era uno quien se mantenía callado e impasible ante la pérdida de su esposa.
Entonces fue cuando Eren comenzó a sentirse extraño, estando rodeado de muchas personas comenzaba abrumarlo. Sin poder evitarlo retrocedía alejándose de todos, todo su cuerpo se sentía tan caliente como si tuviera fiebre. ¿Cómo es que comenzó a sentirse enfermo de la nada? el chico llevo las manos a su pecho, le dolía muchísimo. Como no quería armar una escena en el funeral de su madre el muchacho huyo hacia el bosque detrás del castillo. Corriendo por los enormes pinos Eren sintió comprimirse su pecho el dolor era abominable.
Tanto fue que no pudo dar más pasos cayendo de rodillas en la tierra. Respiraba con dificultar, rendido dejo ambas manos sobre la tierra. Su cabeza parecía que estallaría en mil pedazos, de su boca emergía un chorro de baba que no comprendió como era que expulsaba tanto. Entonces el dolor se hizo más agudo que lo hizo gritar volviendo eco en aquel bosque. Hizo las manos en puños cuando comenzó a sentir que sus huesos traqueaban.
El chico abrió los ojos mirando sus manos las cuales comenzaba a salirle un pelaje gris. Sus dedos comenzaron a cambiar volviéndose como los de un lobo.
—¿Qué es esto? Jadeo cansado.
Y dicho aquello otro dolor se instaló en su espalda, era como si le hubieran golpeado con un bate rompiéndole todos los huesos. Y de la nada… todo paso, ya no había dolor. Eren miro todo a su alrededor sin comprender que había pasado. Podía oírlo todo con nitidez, era sorprendente. Miro sus manos y estas se habían vuelto unas enormes patas grises. ¿Qué está pasando? Se preguntó retrocediendo lo que hace que se dé cuenta que tenía una enorme cola esponjada. Y antes de que pudiera entrar en schok
—¡Tranquilo! El chico oye la voz de su padre, mira hacia todos lados buscándolo pero solo observa a un enorme lobo detrás de él color marrón.
—¿Puedes hablar? Le pregunta al lobo sin saber cómo rayos estaba hablando.
—Sí, soy tu padre Eren. Soy Bardas.
—Mi padre es un humano, tú eres un lobo.
—Al igual que tu hijo mío. Eres un hombre lobo igual que yo. No te asustes, acabas de tener tu primera transformación. Es normal que te sientas aturdido.
—¿Qué demonios está pasando? Camina hacia su padre con torpeza.