Una esposa para mi hermano
Yo soy tuya y tú eres mío
El camino a reparar tu corázon
Vuelve conmigo, amor mío
El regreso de la heredera adorada
La segunda oportunidad en el amor
Tener hijo con mi mejor amigo
Enamorarme de ella después del divorcio
El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
¿Quién se atreve a cortejar a mi reina encantadora?
"Ya me entregué a ti. ¿Por qué no rompes con Janet?", preguntó la mujer con voz seductora y sin aliento, quien estaba semidesnuda sobre un hombre.
"No menciones su nombre cuando nos estemos besando", replicó él, y estaba tan excitado que le apretó los senos y gruñó de placer.
Ella parecía insatisfecha porque no había obtenido la respuesta que quería. "¡Ella no es más que una simple adoptada! Incluso nuestro perro tiene una posición más importante en la familia que ella. ¿Qué tiene de bueno siquiera?".
Pese al reproche, el hombre no dijo nada; en cambio, la agarró por la cintura y se empujó con más fuerza dentro de ella, haciéndola gritar y gemir su nombre.
Parada frente a la puerta, Janet Lind escuchó lo que provenía desde dentro de la habitación, y sus ojos cansados se volvieron fríos cuando entendió lo que estaba sucediendo.
Ella acababa de regresar del hospital.
Hannah, quien había criado a Janet desde que era una pequeña niña, fue diagnosticada con cirrosis hepática avanzada tres meses atrás y necesitaba un trasplante de hígado lo más pronto posible. Janet tuvo que comenzar a reunir el dinero para pagar los gastos médicos de la mujer.
Para empeorar su situación, ahora resultaba que su hermana menor se había enredado con su novio. Definitivamente ella sentía que su vida se estaba desmoronando.
"¿Me oíste? Tienes que decirme tu decisión esta noche. Es ella o yo", dijo Jocelyn Lind con cierto desespero al tiempo que le daba un golpe en el pecho a Steve Carter.
En ese momento, Janet abrió la puerta de una patada y miró a la pareja. "Déjame ahorrarte el problema. Él es solo un hombre cualquiera, así que puedes quedártelo si quieres".
Aunque ella sonaba indiferente, tenía el corazón roto al ver a su novio engañarla con su hermana.
Steve era su compañero de clase de la universidad y un hombre guapo que provenía de una familia rica.
Él había estado detrás de Janet durante tres años y le confesó su amor nuevamente justo antes de que se graduaran.
Aquel momento se desarrolló en el patio de su universidad. Había mucha gente alrededor, y casi todos los estudiantes habían presenciado la romántica escena, por lo que los vitorearon hasta que Janet finalmente accedió a ser su novia.
El dolor de la traición fue duro para ella, y mirando a las dos personas que tenía enfrente ahora, apretó los puños, clavándose las uñas en la carne.
Steve empujó apresuradamente a Jocelyn, se puso los pantalones y salió de la cama.
Ante eso, Jocelyn casi se cayó, y las palabras de Janet habían encendido su ira.
Ella se había esforzado mucho en conquistar a un hombre rico y guapo como Steve.
A diferencia de ella, Janet se había ganado su corazón sin hacer nada, y eso la enfurecía más.
Aparte de todo, Janet era solo una hija adoptiva.
"¿Qué demonios dices? Suenas como si hubieras dejado a Steve. ¡Él es quien te está dejando, perra!", espetó Jocelyn burlona mientras se cubría con la colcha. Dirigiendo su mirada a Steve, le preguntó: "¿Qué me dijiste hace un momento? ¡Díselo a Janet!".
Steve se había acostado con ella por puro impulso, pues ella lo había seducido y él perdió el control de sí mismo.
Entonces, poniéndose de rodillas, agarró la muñeca de Janet y suplicó: "Por favor, perdóname. No sé en qué estaba pensando".
Pese a las lágrimas en sus ojos, Janet lo miró con disgusto. Y es que una vez que ella se proponía algo, nadie podía cambiarlo.
Enseguida retiró su mano del agarre de Steve. "Lo siento, pero no quiero nada que esté manchado por Jocelyn. Ustedes dos son una pareja perfecta, así que rompamos".
Jocelyn quedó sorprendida y enojada, porque Steve estaba al borde de un colapso, pero no había ni el más mínimo rastro de tristeza en el rostro de Janet.
Lo cierto era que ella no tenía el tiempo ni las ganas de hablar con la pareja desvergonzada.
Jocelyn siempre había competido con Janet desde que eran niñas, y disfrutaba quitándole todo lo que le pertenecía, de modo que solía arrebatarle los juguetes a Janet. Ahora que habían crecido, también le arrebató a su novio.