Por fin se acabaron para este año las clases y hoy a llegado el dia que tanto estabamos esperando, el dia que por fin se cumplen para las cuatro amigas nuestros sueños, ya que somos desde que íbamos al instituto en Seattle que es nuestra ciudad natal hasta que decidimos irnos a Nueva york, ya que había una mejor universidad para cursar los estudios que las cuatro deseábamos.
Hemos sacrificado el salir de marcha por la noche, viajar y tantas cosas que podíamos haber hecho, pero que nuestros estudios no nos lo han permitido, aunque no lo sentimos porque después de todo lo que nos hemos sacrificado, aquí estamos las cuatro amigas preparándonos para irnos esta noche a celebrarlo por todo lo alto. Me llamo Keira, tengo veinte años y ahora estoy con mi hermana Melody y con mis amigas, Aroa y Loren en el dormitorio de nuestra pisito de alquiler, vistiéndonos con la ropa mas sexy que tenemos ya que nos apetece mucho disfrutar la noche y si hay algun guapo chico que quiera acompañarnos en nuestra aventura nocturna, pues mucho mejor, aunque yo tengo novio desde hace dos años. Se llama Adrian y lo conocí en la Universidad donde las cuatro amigas estudiamos diseño de moda, él se unió a nuestro grupo después de insistir mucho en que quería salir conmigo y conocernos, aunque ahora mismo mi prioridad es terminar de sacarme la carrera, pero los dos estamos muy bien juntos. Ese mismo día nos levantamos las cuatro amigas muy temprano ya que no pudimos casi pegar ojo en toda la noche por lo nerviosas que estabamos, teniendo que darme una ducha larga para poder relajarme todos los músculos de mi cuerpo.
-- Chicas Adrian ya nos espera fuera en su coche, démonos prisa o seguro que se marchara sin nosotras - nos dijo mi amiga Aroa, haciendonos reir, ya que lo conocíamos muy bien y sabíamos que nos iba a esperar aunque tardaramos una eternidad en salir del piso
- Anda loca callate, si esta mas que coladito por Keira, Adrian no será capaz de irse sin ella a ningún sitio - comentó Loren mi otra amiga
Cuando ya estabamos las cuatro vestidas, con nuestros vestidos cortos, cada una de un estilo diferente, pues aunque éramos amigas las cuatro teníamos distintas formas de pensar y de vestir, una vez que ya estabamos peinadas y pintadas, cogimos nuestros bolsos marchandonos hacia la entrada de la casa, saliendo todas para dirigirnos hasta el coche de mi novio Adrian que estaba aparcado muy cerquita, saliendo de su vehículo cuando nos vio acercarnos hacia donde él estaba con su siempre preciosa sonrisa. Adrian no es que fuera un Adonis como se suele llamar, pero si era el hombre que podía hacer derretir a una mujer ya que su masculinidad se filtraba por cada poro de su cuerpo. Mandíbula cuadrada con una sombra de barba, sus labios parecían que estuviera cincelados, cabello castaño y unos preciosos ojos de color azul intenso, era algo parecido a un Dios Griego a sus veintidós años.
- Ya me iba a marchar y dejaros a las cuatro aquí - dijo mi novio, mientras rodeaba mi cintura con su fuerte brazo y posaba sus carnosos labios en mis labios, en un suave beso