Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Novia del Señor Millonario
Una esposa para mi hermano
La heredera fantasma: renacer en la sombra
Mi esposo millonario: Felices para siempre
No me dejes, mi pareja
En los años 1500 el rol que ocupaba la mujer dentro de la sociedad se reducía a la servidumbre masculina y a su dependencia económica.
Solo las hijas de la nobleza y de padres acaudalados tenían el privilegio de estudiar arte, filosofía y música.
Desde niñas eran educadas para contraer matrimonio a una edad temprana y vivir toda su vida sujeta a sus maridos.
Julia también fue educada de esa manera, sin embargo, traía consigo desde su gestación, un espíritu rebelde incapaz de aceptar semejante desigualdad.
Tuvo la suerte de tener un padre, que, a pesar de no poseer un título de nobleza,era muy hábil para los negocios y además, contaba con una gran cantidad de tierras heredadas de su familia, donde plantó viñedos y construyó una gran bodega donde, a base de trabajo duro logró crear el mejor vino con el que abastecía, no solo a la Nobleza,sino a demás sitios dentro y fuera de los límites de Verona.
La esposa de Carmelo Aldano Leone, madre de Julia, solo estuvo a su lado hasta que nació la niña pues luego del parto, que fue difícil, falleció, dejando a su esposo con la tarea de educarla.
El hombre, devastado, tras la muerte de su esposa contrató una institutriz para que atendiera a la niña y así logró seguir avanzando en el negocio de sus viñedos.
Julia tuvo maestros que la instruyeron en arte, filosofía y Literatura, pues Leone quería dar lo mejor a su única hija. Las matemáticas, álgebra y geometría no eran artes permitidas para las niñas, aunque, a Aldano le habría gustado que fuera instruida precisamente en ellas.